Primero, porque como anunció ayer el presidente afroamericano: La muerte de Ted Kennedy me ha roto el corazón y además, porque se ha quedado sin uno de sus votos más importantes para sacar adelante su ya difícil reforma del sistema sanitario público estadounidense.
Esto es debido a que, además de que el difunto senador por Massachusetts fue el principal valedor de la reforma sanitaria que propone Obama, también su voto en el Senado es trascendental, ya que, hoy por hoy, los demócratas gozan de una supermayoría en la cámara, dado que tienen 60 escaños por 40 que controla el partido de Ronald Reagan. Pero, la muerte del veterano senador, ha hecho que el decisivo escaño 60 se quede vacío, y sin este escaño no pueden sacar adelante la reforma al margen de la oposición republicana.
Esta es la razón por la que el presidente y los demócratas quieren un sustituto inmediato para Ted, a ser posible un Kennedy también vemos que Obama no quiere que el clan acabe con la muerte de Ted-, porque todos los Kennedy comparten la misma ideología en común: el progresismo.
Ahora bien, el problema para la sustitución inmediata de Ted es el siguiente. Hace unos años, cuando un senador moría o tenía que retirarse por la razón que fuese, era el gobernador del Estado donde había sido elegido el que nombraba a su sucesor. El problema es que fueron los demócratas los que eliminaron este sistema de sucesión, porque en las elecciones presidenciales en 2004, el candidato demócrata era John Kerry, que era y aún es senador por Massachusetts; como los sondeos le daban ganador, aunque luego fue derrotado por el republicano George Bush, los demócratas temían quedarse sin este importante escaño en caso de la elección de Kerry como presidente. Esto es debido a que en ese momento, el gobernador de Massachusetts era el republicano Mitt Romney, que era el encargado de elegir al sucesor y los demócratas temían que eligiera a un sustituto conservador, lo que sería muy negativo para el partido de JFK, ya que Massachusetts es uno de sus grandes feudos electorales. Entonces, los demócratas al verle las orejas al lobo, establecieron que, en caso de abandono o muerte de un senador, se convocarían elecciones estatales para elegir al sucesor meses después, y como esta norma sigue vigente, de momento y mientras no ocurra lo contrario, las elecciones para el puesto de Ted están convocadas para el próximo mes de enero.
Por tanto, lo que no puede pretender el actual presidente, es saltarse la norma que su propio partido aplicó para estos casos, porque le resulte necesario ese voto para llevar a cabo la compleja reforma sanitaria que propone.
Gabriel López
gabriel@hispanidad.com