• "Desde la independencia de Sudán del Sur, los obispos y los sacerdotes viven, de facto, como personas ilegales», afirmó Mons. Eduardo Hiiboro Kussala en una entrevista para Ayuda a la Iglesia Necesitada.
  • "En el país no existe una auténtica libertad religiosa y de conciencias; esto se puso de manifiesto en el vergonzoso caso de Meriam Yahia Ibrahim Ishaq", añade el obispo de Tambura-Yambio (Sudán del Sur). 
La situación legal de los cristianos en Sudán es preocupante, según indicó el obispo de la diócesis de Tambura-Yambio (Sudán del Sur), Mons. Eduardo Hiiboro Kussala (en la imagen), en una visita a la fundación pontificia católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

«En Sudán, y desde la independencia de Sudán del Sur, los obispos y los sacerdotes viven, de facto, como personas ilegales», afirmó Mons. Eduardo Hiiboro Kussala. Si bien la constitución de Sudán garantiza los mismos derechos a todos los ciudadanos, independientemente de su fe, la realidad es muy distinta.

«Cuando nos referimos a esto, frente a los responsables, subrayan que los cristianos tienen los mismos derechos que sus conciudadanos; pero desde el punto de vista jurídico, no cambia nada. Los obispos y los sacerdotes no consiguen pasaportes, no tienen un status legal. Si bien pueden abandonar el país, se les puede negar la entrada a su regreso. Ya han sido expulsados sacerdotes; y los obispos están obligados a callar», declaró Mons. Kussala.

El Obispo de Tambura-Yambio siguió diciendo: «Si bien los cristianos de Sudán pueden participar en la liturgia sin que les pongan obstáculos, en el país no existe una auténtica libertad religiosa y de conciencias. Esto se puso de manifiesto en el vergonzoso caso de Meriam Yahia Ibrahim Ishaq, que se ha dado a conocer, a diferencia de muchos otros. Esta sudanesa de 27 años de edad, hija de un musulmán y de una cristiana ortodoxa, fue detenida en mayo y condenada a muerte por apostasía».

«En su entorno se sabía desde hacía mucho tiempo que era cristiana. Por las razones que fuese sufrió chantaje y fue acusada. El Gobierno no se expresó en relación a este caso, sino que sencillamente lo dejaron en manos de clérigos islámicos», explicaba el obispo.

Fue acusada de apostasía porque el padre de Meriam Ibrahim es musulmán. Después de que este abandonara a su familia, la madre educó cristianamente a la hija común. Meriam Ibrahim fue puesta en libertad al fin, en junio, y solo debido a la presión internacional. Anteriormente, tuvo que dar a luz a su segundo hijo en la cárcel. Según las palabras de Mons. Kussala, la discriminación de los cristianos en el norte no es nada nuevo; pero en su forma actual se trata de una reacción a la división del país, que se produjo hace tres años.

«Como la Iglesia ha hecho siempre un llamamiento a los responsables políticos para que respeten la dignidad de la persona, su libertad y también su voto en la cuestión de la independencia del Sur, ahora la hacen responsable de la separación de Sudán del Sur. Sin embargo, la Iglesia católica no persigue fines políticos. Solo hacemos un llamamiento a los políticos para que respeten la libertad religiosa y de las conciencias».

La Iglesia católica sigue teniendo una única Conferencia Episcopal, con independencia de las nuevas fronteras. Uno de sus principales objetivos es el diálogo interreligioso. Según calcula Mons. Kussala, la cifra de cristianos en Sudán asciende a más de tres millones de personas.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com