Aunque el protagonista de Objetivo: La Casa Blanca se expresa con el mismo humor sarcástico que el detective de policía John MClane, de la saga La Jungla de Cristal, realmente el protagonista es el guardaespaldas del presidente de los Estados Unidos. Hablamos de una película que es cine de acción sin pretensiones…
La vida del presidente de Estados Unidos sufre un vuelco cuando en un desgraciado accidente de coche pierde a la primera dama, cuyo efecto colateral es trasladar a un puesto administrativo a su jefe de Seguridad: Mike Banning. Diociocho meses después de este dramático acontecimiento, un grupo de terroristas norcoreanos irrumpen en la Casa Blanca con un único objetivo: destrozar ese símbolo y apresar como rehenes al presidente y a su hijo. Tras una matanza de todos los miembros del Servicio Secreto, tan sólo un hombre, Banning se enfrentará desde dentro a ese terrible enemigo y a sus numerosos y armados efectivos…
Con elementos argumentales que recuerdan, además de a la saga La Jungla de Cristal a películas de acción tan interesantes como En la línea de fuego (protagonizada por Clint Eastwood), el mayor atractivo de Objetivo: La Casa Blanca son sus escenas de acción, entre las que destaca el trepidante y sangriento asalto a la Casa Blanca que está rodado con bastante verismo, quizás porque el director, Antoine Fuqua, se asesoró con un grupo de miembros del Servicio Secreto.
Pero ya les adelantamos que lo más criticado en nuestro país no será el tópico argumento de Objetivo: La Casa Blanca sino el tono patriótico que destila todo desarrollo que, a estas alturas y tras los atentados de Boston, sinceramente lo que provocan es envidia por la unión del pueblo estadounidense ante cualquier ataque terrorista… sea en la ficción o en la realidad.
Para: Los que les gusten las películas de acción de argumento previsible y, eso sí, con bastante carga de violencia