Las mercedes de ZP se disuelven con la crisis.
Que el sesgo de la política fiscal es alcista no hay dudas. Lo que viene son subidas de impuestos, no bajadas. Así de claro lo manifestó la propia Salgado en el Senado la semana pasada: No hay otra forma para recortar el déficit público; si Uds. la saben, le agradecería que me lo hicieran saber. Hombre, está Laffer -rebajar impuestos incrementa la recaudación- en el que nunca confió Solbes. Zapatero, menos. Aún así, el Gobierno podría ceder ante los empresarios y rebajar medio punto las cotizaciones sociales. Si eso permitiera frenar el ritmo de despidos, sería todo un revulsivo.
Regresemos. El Gobierno subirá impuestos. Aunque todavía no sabemos ni cuáles ni cómo. ¿Subir IVA o IRPF?, le preguntábamos a Almunia. Eso se lo pregunta Ud. a Salgado. La vicepresidenta económica no suelta prenda. Tampoco su secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña. Aunque ya sabemos algo más. Según Ocaña, la paga de los 400 euros y el cheque-bebé no se van a eliminar sino que van a sufrir ajustes. Es el mismo modelo aplicado con la deducción por vivienda. No se elimina, sino que se gradúa introduciendo progresividad.
En el fondo, es la misma propuesta que los socialistas habían pactado con los comunistas en el Congreso. Sólo que esta vez la iniciativa la llevará el Gobierno y no un grupo minoritario. Pero la realidad es la misma: más progresividad en el IRPF para que el resultado es que paguen más los ricos. ¿Y quiénes son los ricos? Aquellos que ganen más de 14.000 euros. ¿Y los muy ricos, entonces? Aquellos que ganen más de 22.000 euros. O sea, los ricos se dan por perdidos y el Gobierno se dispone a endosar toda la factura fiscal sobre la clase media.