Sr. Director:

El Octavario por la Unidad de los Cristianos nos ha de interpelar a los creyentes a rezar por la tan ansiada unidad; pero también a vivir esa unidad dentro de la Iglesia Católica.

Últimamente proliferan grupos de opinión de teólogos, de sacerdotes y de simples fieles, de carácter marcadamente contestatario, que con cierta frecuencia se oponen a decisiones de la Jerarquía o a puntos concretos del magisterio del Papa y de los obispos. 

No creo que estas discrepancias supongan ningún bien en relación al ecumenismo y a la unidad entre las iglesias cristianas. Como dijo Juan Pablo II, en Ginebra en 1984, ante el Consejo Mundial de las Iglesias, "estar en comunión con el obispo de Roma, es estarlo con el ministerio visible de la unidad y la fidelidad doctrinal requerida por Cristo para su Iglesia".

También conviene tener claro que esa unidad sólo es posible entre las iglesias que creen que Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre; y que no se conseguirá a base de ceder en cuestiones de fe o de moral ni de sincretismos religiosos. 

Es oportuno recordarlo para no confundirla con ninguna especie de Alianza de Civilizaciones.

Federico Gómez Pardo

frederic.gomez@bell-lloc.org