Sr. Director:

Se cumplen 22 años del mayor expolio a un ciudadano español de la historia de nuestro país: La expropiación de Rumasa. Ese 23 de febrero de 1983, el que abajo suscribe, estudiaba interno en el Colegio Izarra (Álava).

Cierto es que viví esa noche del 23-F con verdadera intensidad y preocupación, no ya por el hecho de la expropiación (que sin duda, sí sabíamos lo que ocurría y las consecuencias que tendría para la salud de nuestra democracia), sino porque se nos avecinaban serias dudas sobre el discurrir de nuestra formación académica y humana, que allí recibíamos.

Y es que dicho colegio, pertenecía a la órbita del mayor holding privado de capital familiar y español: Rumasa. La formación que allí recibíamos era propia del más puro espíritu español y anglosajón: Educar y dotar a las personas de herramientas útiles y prácticas para luego poder ser personas de criterio y de espíritu crítico..., acompañado de la pasión por el deporte, que, sin duda, curte ese espíritu comentado y que todos anhelábamos.

Y he aquí que, al cabo de los años, he tenido el honor de poder conocer personalmente a esta persona, que desde aquellos años, siempre he admirado : José María Ruiz-Mateos.

Siempre pienso que hubiese sido de aquellos beautiful people o de la cultura del pelotazo que tanto propicio el señor de los bonsáis (Felipe González): Los Mariano Rubio, Miguel Boyer, Javier de la Rosa, Mario Conde, etc... de turno, y de todos aquellos que lo único que buscaban era lucrarse  personalmente a costa de los demás, y de sus negocios.

Porque estoy seguro, que la mayoría de los ciudadanos de este país, pensamos que si les hubiese ocurrido lo que a RuizMateos, ahora seguramente estarían no ya olvidados y queriendo ser olvidados, sino que estarían pasando su propia crucifixión y martirio. Y si no, que se pregunten cómo paso sus últimos días García Pelayo, a la sazón presidente del Tribunal Constitucional en aquel momento, quien, con su voto de calidad, propició la expropiación.

Los ciudadanos españoles también podemos pensar qué estarían haciendo los empresarios o familias que forman parte del club de las grandes fortunas españolas, si les hubiesen quitado de un plumazo las empresas que un día crearon, con el único fin de vivir dignamente y crear puestos de trabajo. Y ello sin recompensa e indemnización alguna.

Entiendo que ya ha pasado la época en que la sociedad española desconfiaba del emprendedor y empresario, porque solía creer que esta clase de sujeto se enriquecía a costa de las miserias de los demás.

Actualmente, y a estas alturas de la película, los españoles saben de sobra que el bienestar de un país y un pueblo se asienta sobre el esfuerzo y visión de una persona. Podría citar cientos de casos.

El caso de José María RuizMateos debería estudiarse en las Escuelas de Negocios, no ya de este país sino del mundo entero. Desde aquí, animo a los decanos de las Escuelas de Negocios, que tanto prestigio tienen en otros países, a que desarrollen el caso del mayor expropiado de España. Este espíritu de lucha y de confianza en uno mismo, es lo que falta en la juventud actual. RuizMateos es alguien único y ejemplar en el mundo de los negocios, por el simple hecho de que encontrándose sin nada en el mundo, vuelve de nuevo a levantarse y a echarse a andar.

También es ejemplar el caso de su mayor legado : sus hijos. La transición a la nueva generación es modélica y ejemplar. Ellos, claro está, sí que tienen ciertos recelos de los gobernantes, en general. ¿Pero cómo van a confiar, después de lo que les ha pasado?

Sin duda, es una casta emprendedora, donde las haya, siendo el único ejemplo que reciben el del trabajo, tesón, espíritu de sacrificio, gran sentido de austeridad y lo más importante, sentido de la unidad familiar. Este último es el factor clave para entender a esta gran familia empresaria.

La perspectiva del tiempo me hace pensar que la opinión pública (mal que les pese a algunos), sí que admira a RuizMateos, no ya por su pasado que es motivo de aprendizaje-, sino por el presente que son sus hechos.

José María Moncasi

Empresario