A primera vista, Odette, una comedia sobre la felicidad es una agradable historia alrededor de una mujer que sólo ve lo bueno que pasa cada día y cuyo objetivo consiste en hacer felices a los demás (de ahí que haya sido comparada con otro largometraje francés: Amelie). Pero su trasfondo resulta mucho más inquietante: es una visión laxa y subjetiva de afrontar los problemas morales latentes en nuestra sociedad.

El escritor Eric–Emmanuel Schmitt (responsable de los relatos "El sr. Ibrahim y las flores del Corán" o "El hijo de Noé") debuta como director en esta traslación al cine de su novela "Odette Toulemonde et autres histories".

Si tuviéramos que resumir en una sola frase, en el francés originario de la película, toda la filosofía y cosmovisión de este "peligroso" largometraje ésta seria la siguiente: "Laissez faire, laissez passer" (Dejad hacer, dejad pasar). Así, para la encantadora Odette todo está bien en aras de una tolerancia mal entendida que le conduce a frivolizar en temas tan importantes como el adulterio y la homosexualidad y a fabricarse un cristianismo "a su medida".

Pero el envoltorio de este cuento es tan agradable, la actriz protagonista (Catherine Frot) tan genial, que muchos tragarán encantados este caramelo envenenado tan fácil de contemplar como complicado de digerir.

Para: Los que se crean capaces de tragar todo tipo de sapos "progres"