No sé qué es lo que han pretendido el fotógrafo Sergio Parra y el actor Asier Etxeandía, con la fotografía de Cristo crucificado de la exposición del Festival de Mérida. ¿Crear arte? Siento pensar que no lo han conseguido. ¿Darse a conocer? Quizás, yo no había oído jamás sus nombres, y ahora sé de su existencia.
Lo qué sí digo, pienso y siento, es que la libertad de expresión de estos señores a mí, y a otros muchísimos como yo, nos resulta ofensiva; que pretende mancillar un icono para nosotros importantísimo.
Nadie que no quiera, tiene que compartir mis creencias, pero de ninguna manera puede ridiculizarlas públicamente y muchísimo menos con dinero público, dinero que sale de los impuestos, impuestos que yo, como muchísimos católicos pagamos.
Que la Sra. Portillo dimita no es suficiente, hay que dar una explicación de por qué se emplea el dinero de todos en apoyar este tipo de manifestaciones tan chabacanas, tan intolerantes, con las creencias de un grupo, numeroso o no, de ciudadanos.
Ángela Díaz Díaz Alonso