Toda la vida ha vivido a costa de los favores primero de la UCD, sector progre, luego del progresismo de PRISA pero, ahora, tras siete años de jubilación ha vuelto al tajo, con 81 tacos, nada menos que como presidente de la sociedad estatal RTVE.
Y, a pesar de deberle mucho a PRISA, su cometido será favorecer al otro multimedia archi-progre, en el que un día, ya jubilado, trabajará Zapatero: Mediapro-La Sexta.
Oliart no se cortó un pelo a la hora de explicar que podría ceder derechos de explotación -por ejemplo de cine- a grupos privados, y todos sabemos en quién estaba pensando.
Desde luego, RTVE lleva ayudando a su competidora, Mediapro-La Sexta, desde que nació, al igual que el Gobierno, que le otorgó la última licencia analógica, un regalo único, mientras le financiaba vía Instituto de Crédito Oficial y Instituto Catalán de Crédito. Además, RTVE le cedió España Directo mientras expulsaba a miles de trabajadores o 59 segundos. Pero eso no es la ayuda más importante. El grupo de Jaume Roures y de La Sexta es una bola gigante de deuda, muy superior a la de El País en términos relativos.
Jaume Roures ha jugado a comprar los derechos de retrasmisión deportiva, unas veces bien y otras mal. Pues bien, RTVE será el encargado de rentabilizar esos derechos de Mediapro comprándole a la productora catalana todo lo que no puede colocar a los privados. Y dada la situación financiera de Mediapro, el señor Oliart va a tener trabajo.