Sr. Director:
En sus tres años de pontificado, el Santo Padre, como gran teólogo y humanista que es, ha insistido en la importancia de la ley natural para la convivencia entre las naciones y dentro de cada sociedad.
El Papa defiende, en síntesis, que la razón es capaz de abrirse a la verdad. La moral no es arbitraria, y el Estado democrático se legitima por construirse sobre unos fundamentos morales irrenunciables La práctica de numerosos gobiernos, entre ellos el nuestro, e incluso instituciones supuestamente destinadas a velar por ellos, cuestiona hoy, por desgracia, estos principios.
Pero también los cristianos somos en parte responsables del olvido de la ley natural. De nuevo, el Santo Padre ha dejado claro en su viaje a Estados Unidos que la fidelidad a la propia identidad no es incompatible al diálogo con el otro.
Todo lo contrario. Sólo desde la coherencia puede darse testimonio creíble de Dios, fuente de los derechos. Pienso que el olvido de la ley natural está siendo el cáncer social de nuestro tiempo.
Jesús Domingo Martínez
jesusdomingo125@gmail.com