La iniciativa de Garzón dispara los demonios de la Guerra Civil

Ocurrió el pasado 12 de septiembre a las tres de la tarde. Once comensales presididos por el hispanista Ian Gibson se reúnen al calor del fuego levantado por el juez Baltasar Garzón a comienzos de este mismo mes. La decisión del magistrado de investigar las desapariciones del franquismo abre para ellos expectativas de gloria y dinero que les hacen relamerse, aún más que la comida del Centro Riojano donde se celebra el almuerzo.

En un ambiente distendido, los reunidos opinan sin pudor de lo ocurrido en España hace setenta años. El propio Gibson pontifica sobre el régimen franquista: "Para ser como los nazis sólo les faltaron los hornos crematorios". Y no es la única afirmación que el riguroso historiador se permitió pronunciar: "A Miguel Hernández lo fusilaron con la tuberculosis, que era mucho más discreta".

Todos esperan sacar tajada de los recursos que se habiliten para sus estudios sobre memoria histórica y presumen de tener más y mejor información que los demás. No se trata sólo de investigar los fusilamientos que se produjeron durante la guerra a manos del bando de Franco, sino de poco menos que reescribir una historia en la que el bando republicano no disparó un solo tiro: "Y eso de las causas de beatificación de los curas es una filfa, porque tengo documentos de uno que murió en 1940 y figuraba como muerto antes", se oye decir a uno de los asistentes. "Pues según mis documentos fusilaban hasta 1945, y fusilaban hasta a los perros, porque a un perro que siempre acompañaba al fusilado le mataron también los falangistas", asegura otro.

Y llega el apogeo. A cara descubierta, quien parece ser el comisario político de la reunión da la clave: "Hemos perdido la guerra, pero los hijos de los fusilados vamos a ganar la postguerra", ahora "que ya no tienen aquellos generales africanistas ni nadie que les apoye". Hablan de la guerra casi en presente y dejan claro que lo que se ha vendido como justicia es en realidad sed de venganza. "Hay que segar las cabezas destacadas, como hicieron ellos según mis documentos", exclama uno de los ‘intelectuales', esperando la hora de la revancha.