Hablan cuatro niños de 11 años, el sábado 13 de marzo, víspera electoral:
-¿Y tu padre va a votar al PP? Pues, entonces, tu padre es un 'aznaringo'.
-¿Y tu padre va a votar a Zapatero? ¿A un tío que quiere abrir el colegio todo el mes de julio?
Ante esta sutilísima interpelación, el primero calla: la verdad es que hasta para el empollón más pelota tener abierto el centro escolar 11 meses al año resulta algo demasiado difícil de asimilar. La única defensa posible en estos casos es aquello de "algún defecto tenía que tener", pero ese no es el lenguaje sofístico de un niño pre-adolescente, sino el de un adulto de colmillo retorcido envenenado por la política. Por eso, el hijo de votante PSOE introdujo en la conversación un significativo silencio.
Y la verdad es que ambos discentes estaban aplicando alta política. Zapatero considera que tiene a los jóvenes de su parte (es cierto) y que esos jóvenes le piden caña en educación. Por eso, sus primeras medidas irán encaminadas a fastidiar en la medida de lo posible, no las subvenciones a los colegios públicos (eso es cosa de las comunidades autónomas), sino a retirar la condición de evaluable a la asignatura de Religión (es decir, devaluarla), pero también a cumplir su promesa de abrir los colegios 11 meses al año al grito de "Más gimnasia y menos religión" (al parecer, olvida que la signatura de gimnasia es mucho más odiada por los escolares que la de religión). En primer lugar, la media es carísima, especialmente en la enseñanza pública, la favorita de Zapatero, mucho más caro que el cheque escolar, con el que cada padre podría elegir el colegio al que desea llevar a su hijo (y con lo que desaparecería la enseñanza pública). En segundo lugar, acentuaría la obsesión por destruir la vida familiar y separar a los padres de los hijos. Los hijos pasarían a ser educados en el colegio. Por cierto, los larguísimos horarios escolares españoles, que Zapatero aún pretende alargar más, sólo tienen lugar en Francia y en España, al menos por lo que respecta al continente europeo. En Centro Europa prima el horario escolar matutino o, como mucho intensivo, y a mediodía toda la chiquillería está de vuelta en casa.