Me pareció bochornoso aunque no haya sido una novedad que sorprendiera a nadie. Se ha vuelto a repetir la pitada al Rey y al Himno nacional en una final de la Copa del Rey precisamente, esta vez de baloncesto.
El hecho de que el Barcelona fuera uno de los finalistas y de que el partido se celebrara en Vitoria hacía presagiar la ofensa, cosa que los organizadores deberían haber tenido en cuenta.
Sin embargo, no es de recibo que todavía no se haya puesto remedio a esta indignidad. Pienso que es muy sencillo: si una afición o una sede deportiva desprecia el Himno y la Persona que identifica al torneo, lo lógico es que no lo dispute y sea sancionada en la edición siguiente.
José Morales Martín