En estos días hemos visto las cifras de desempleo en nuestro país, a pesar de que el pasado mes han descendido un poquito, son desoladoras.
Y es que en las sociedades industrializadas el empleo es el único modo de subsistencia para la inmensa mayoría de los ciudadanos. Por el contrario, el desempleo produce marginación, exclusión social, pobreza y abandono. Fenómenos que hasta la década de los ochenta el mundo rico desconocía.
El cuarto mundo se ha instalado en nuestras sociedades y en este sentido Cáritas, con su Programa Empleo, ha respondido a este nuevo desafío que interpela a la Iglesia católica y la compromete.
Suso do Madrid