Sr. Director:
Como magistrado que ha pasado por el mismo trance -motivo por el que estoy especialmente sensibilizado frente a las injusticias- por el que está pasando D. Francisco Serrano Castro, Magistrado-Juez de Familia de Sevilla, enjuiciado por prorrogar día y medio la estancia de un niño con el padre para salir en la "Madrugá", quiero expresar mi más profundo rechazo por el proceso penal al que está siendo sometido, y mi apoyo y solidaridad.

 

Al igual que en mi caso, su enjuiciamiento responde a otros criterios, pues está claro que no hay prevaricación alguna en su conducta, como acaba de decir de forma indirecta la Audiencia Provincial de Sevilla al resolver el recurso de apelación contra el auto de Serrano, supongo que dictado al amparo del artículo 158 CC. Se podrá haber extralimitado, la competencia sería del Juzgado de Violencia sobre la Mujer, pero no hay prevaricación por ningún lado.

Para que la hubiera sería necesario que fuera una resolución arbitraria, injusta, esperpéntica, que se apartara del ordenamiento jurídico de una forma patente, grosera. Y, digo yo, no será tan esperpéntica cuando ha sido confirmada por la Audiencia Provincial de Sevilla.

La independencia judicial y el Estado de Derecho están en entredicho. Ya lo dijo Alfonso Guerra hace treinta años: "el que se mueva no sale en la foto". Hoy, paradójicamente, preside la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados.

El juez Serrano se ha destacado por cuestionar la ideología de género y las cifras oficiales sobre violencia sobre la mujer…

No servirá de mucho, pero como queda dicho mi solidaridad y afecto al Juez Serrano. Y espero que se haga justicia y salga absuelto en el juicio oral que supongo que se celebrará en otoño. La pena de banquillo y la de telediario ya la tiene, y estigmatizado quedará, pero lo importante es tener la conciencia tranquila.

Y a los 4.518 jueces que hay en España según escalafón yo les diría: ¡¡No sean cobardes¡¡ ¡¡Apoyen al juez Serrano¡¡ ¡¡Mañana puede ser cualquiera de Vdes. el enjuiciado!!

Fernando Ferrín Calamita