Nuestro Bankinter, el de Jaime Botín, se acaba de apuntar, entusiasmado, a la sangría, pero casi todas las grandes empresas del mundo están en ello.
No es coña. Los principios del Pacto Mundial, disfrazados de responsabilidad social corporativa (RSC) no es más que los 10 objetivos del Milenio: una patina de eco-panteísmo, presunta lucha contra la corrupción pero que introduce, cómo no, la ideología de género. Tanto el Pacto Global como los objetivos del Milenio, aplicados el uno al campo empresarial y el otro al político, no son más que la introducción -esta vez pagada por las empresas- de la ideología de género, con su salud reproductiva anexa, es decir, aborto, contracepción y esterilización. Ya saben: en lugar de acabar con la pobreza con lo que hay que acabar es con los pobres. Pero lo hacemos por su bien.
Eulogio López
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