El hombre más influyente de España a la hora de cambiar presidentes de empresas, el asesor económico de Zapatero, Miguel Sebastián, ha dictaminado que, tras Alfonso Cortina, el próximo en caer debe ser Francisco González. El PNV ni tan siquiera admite a Goirigolzarri como sustituto, exige al actual presidente de la BBK, Xavier de Irala.
El presidente del Gobierno vasco, Juan José Ibarretxe, aceptó venir a la Cumbre Autonómica celebrada en Madrid, estrechar la mano al presidente del Gobierno y compartir mesa con los Reyes de España, pero no a cualquier precio. El precio era la Presidencia del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) para un vasco, y pasando de lo genérico a lo concreto, para el actual presidente de la BBK, quinta caja de ahorros del país, y ex presidente de Iberia, Xavier de Irala.
La Cumbre Autonómica ha sido uno de los grandes éxitos políticos de Zapatero, pero no le ha salido gratis. Aunque la verdad es que en la operación para descabalgar a Francisco González se unían el hambre con las ganas de comer. Miguel Sebastián, el asesor económico de Zapatero, el hombre más poderoso, junto al titular de Industria, José Montilla, a la hora de modificar el mapa empresarial español y colocar a empresarios amigos en los puestos clave, también se la tiene jurada a FG, que le expulsó del BBVA. Ha sido Sebastián quien repite a sus próximos que, tras al cese de Alfonso Cortina en Repsol YPF, ahora le toca el turno a FG. Y eso, a pesar de que propició un encuentro con Zapatero, del que FG salió tan contento que ha pregonado que se encuentra feliz con el actual Gobierno.
Ahora bien, el Partido Nacionalista Vasco se empieza a impacientar. La semana pasada comenzaba con unas declaraciones del portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados al diario Cinco Días, en las que, sin cortarse un pelo, afirmaba que el presidente del BBVA debía ser vasco. ¿Por qué? No está claro, pero debía ser así. Cuatro días después, en la mañana del viernes 19, el PNV amenazaba con votar no a los Presupuestos Generales del Estado. No por los contenidos, sino porque la Presidencia del BBVA es mucho más importante. Y a todo esto, el consejero delegado de la entidad, el hombre que ha mejorado los cocientes de resultados, José Ignacio Goirigolzarri, vuelve a quedarse en las quinielas como sucesor de FG.
Y es que esa es otra. El Gobierno Zapatero ha aprendido, tras el fiasco de la fusión entre Endesa-Gas Natural y Agbar, que no es tan sencillo cesar o conseguir la dimisión de un presidente de una empresa privada. No sólo eso: que ante los mercados financieros y los inversores en general, con estos abordajes se presenta a España como un país chapucero.
Eso sí, el sustituto buscado tiene todos los parabienes tanto del mundo económico como del político. Irala lideró Iberia con el Partido Popular y no pudo hacerlo mejor. Luego pasó a la BBK, una de las entidades financieras peneuvistas y poseedora de un importante conjunto de participaciones industriales.
Irala es hijo de Antón de Irala, secretario del ex lehendakari, José Antonio Aguirre. Antón de Irala fue el encargado de rehacer las finanzas del PNV en el exilio, en concreto desde Nueva York. En esa ciudad nació su hijo Xavier, quien luego cursaría estudios de ingeniería en Filipinas, y comenzaría su carrera por todo tipo de empresas multinacionales.
Pero todo ello no valdrá de nada, si FG no se rinde. El Consejo de Administración, desde luego, lo tiene totalmente controlado, especialmente tras haber expulsado él mismo a todo el equipo de dirección del BBVA, al consejero delegado Pedro Luis Uriarte, a las grandes fortunas madrileñas, a todo Neguri y, finalmente, al vicepresidente Caínzos y al consejero Gregorio Marañón. También se libró de la mayoría de los directivos del antiguo BBV, aunque no de Goirigolzarri, encargado de ganar dinero y sacar adelante la cuenta de resultados. Todo es cuestión de aguantar. Si lo hace, el PSOE tendrá difícil cumplir la promesa realizada a Ibarretxe. Y el nacionalismo vasco es muy sensible a los cargos de responsabilidad empresarial que considera de su propiedad.