• Además, continúa la lucha interna en el país: un atentado suicida talibán causa la muerte de 35 personas.
  • La ONG Christian Solidarity Worldwide recuerda que "una sentencia de la Corte no garantiza la seguridad personal de Rimsha y su familia".
  • Actualmente, en Pakistán hay 16 personas condenadas a muerte en espera de ejecución por supuesta blasfemia y otros 20 acusados están condenados a cadena perpetua.
  • Otras víctimas, como Asia Bibi y Younis Masih, siguen en prisión por cargos falsos de blasfemia. "En el 95% de los casos, las acusaciones son falsas", dice a Fides un abogado musulmán.
  • El abogado católico Naeem Shakir señala que la ley de blasfemia pakistaní "es tan vaga que puede ser fácilmente instrumentalizada para ajustar cuentas personales".
  • Además, apoyada por la mayoría de los musulmanes, se utiliza como instrumento para discriminar a las minorías y para la persecución.
Hace escasos días fue noticia que, en Pakistán, la niña con Síndrome de Down Rimsha Masih (en la imagen), acusada por un imán de haber quemado páginas del Corán, fue absuelta tras comprobarse que las pruebas eran falsas.

Sin embargo, la agencia Fides nos cuenta que hay muchos otros casos de supuesta blasfemia en los que víctimas inocentes sufren en prisión y están sometidos a un largo calvario legal. Actualmente en Pakistán hay 16 personas que están condenadas a muerte en espera de la ejecución por blasfemia; otros 20 acusados están condenados a cadena perpetua, muchos otros están a la espera de un juicio o han presentado un apelo a la condena en primera instancia, informa Fides.

"En el 95% de los casos, las acusaciones son falsas", dice a Fides un abogado musulmán que ha pedido el anonimato. Por eso el resultado del caso de Rimsha Masih, la cristiana menor de edad absuelta ayer por el Tribunal Supremo en Islamabad, recuerda la controvertida ley sobre la blasfemia, que consta de dos artículos del Código Penal, el 295b y 295c, que castigan con cadena perpetua o la pena de muerte, el desprecio del Corán o del Profeta Mahoma.

En declaraciones a la Agencia Fides, Naeem Shakir, abogado católico que defiende a muchas víctimas de la blasfemia, señala que "la ley es tan vaga que puede ser fácilmente instrumentalizada para ajustar cuentas personales. El abuso de esta ley asusta a las minorías religiosas, obligándoles a abandonar el país debido a que ya no se sienten seguros".

Según Wilson Chaudhry, líder de la "British Pakistan Christian Association", "la sentencia a favor de Rimsha no traerá un cambio inmediato. La volatilidad y la inestabilidad en la sociedad paquistaní no permiten la derogación de la ley sobre la blasfemia, que se utiliza como un instrumento para discriminar a las minorías y para la persecución. Esta ley todavía está fuertemente apoyada por la mayoría de los musulmanes y necesita una reforma gradual.

Recordemos que otras víctimas, como Asia Bibi y Younis Masih, siguen en prisión por cargos falsos de blasfemia, y muestran los numerosos fallos del sistema judicial en Pakistán".

Es más, en una nota enviada a la Agencia Fides desde la ONG "Christian Solidarity Worldwide" (CSW) se recuerda las sombras que siguen presentes: "Una sentencia de la Corte no garantiza la seguridad personal de Rimsha y su familia", además "esta decisión todavía puede se puesta en discusión" con una apelación a la Corte Suprema. Queda por ver si el hombre acusado de montar las pruebas contra Rimsha, el imam Khalid Jadoon Chishti, será considerado responsable. "Si así ocurre -dice CSW- será un signo de los progresos realizados por Pakistán".

Así es como los yihadistas respetan las libertades y derechos humanos de quienes no piensan como ellos.

A todo esto, los talibanes se han atribuido el atentado de ayer en Pakistán, que se han saldado con 35 víctimas mortales y decenas de heridos en la ciudad de Rawalpindi. El ataque se dirigió contra un centro de rezo chií y ha dejado cerca de 40 heridos. La acción tuvo lugar poco antes de la medianoche local en la zona de Dhok Sayyadan, frente a un lugar de culto (o 'imambargá') donde estaban concentrados numerosos fieles. Para más inri, la capital, Islamabad acogía en esos momentos la cumbre de los ocho países musulmanes emergentes en la que participan Pakistán, Egipto, Irán, Bangladesh, Turquía, Malasia, Indonesia y Nigeria.

Los ataques de los talibanes en Pakistán ya se han llevado por delante 5.200 vidas por delante desde el verano de 2007. Estos ataques se dirigen principalmente contra símbolos de la autoridad estatal, pero los chiítas son también son objetivos habituales. Y no son baladí, si tenemos en cuenta que Pakistán es una de las potencias nucleares de la zona. ¿Se imaginan un Pakistán gobernado por los talibanes yihadistas?

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com