Total que una amiga me hace la pregunta: ¿Debo retirar mis ahorros de Bankia?
No, respondo, no tiene por qué. Bankia es ahora el banco más seguro del mundo.
-¿Por qué?
-Por qué su seguridad la vamos a pagar entre todos. Bankia es ahora la entidad más segura del mundo.
Pero el miedo es libre, y sobre todo, ilimitado.
-¿Y si quiebra el Estado? –inquiere mi amiga.
-Si quiebra el Estado –respondo, ya un punto cansado- entonces quiebra el euro, quiebra Europa y luego el mundo mundial. Y si quiebra el mundo estamos ante una guerra nuclear. Y si comienza una guerra nuclear, ¿para qué preocuparte de tus ahorros?
Y entonces viene lo bueno de la historia, la conclusión de mi interlocutora:
-Sí, creo que eso es lo que va a ocurrir.
Se lo aseguro: hablo de una interlocutora que ha triunfado en su profesión, madre de familia y mujer ilustrada… que como tantos otros –y otras- que diría Rubalcaba- está convencido de que este mundo no tiene remedio y que va a llegar un petardazo. La crisis no sólo ha provocado angustia económica sino terror apocalíptico. Y el abajofirmante ni afirma ni niega: sólo constata. Porque el abajo firmante está convencido de que esto no es una crisis económica -aunque sea la madre de todas las crisis-, esta es una crisis moral, la de una sociedad que se distingue por la incapacidad de los padres de trasmitir a sus hijos unos valores que hasta anteayer se habían trasmitido como por ósmosis, con la naturalidad del acerbo cultural común, de generación en generación. Entre ellos, el valor de la fe, es decir, de la confianza en Cristo.