Las "aldeas para mayores" son algo parecido a las residencias de ancianos, que armonizan el anhelo a existir de forma liberada en el hogar con la de vivir vinculados a un grupo de vecinos.

Desde que arrancó Lincoln Park Village, los ancianos del norte de Chicago viven mejor y sin necesidad de abandonar sus hogares. Atiende a 376 hogares de tres barrios y tiene la ocasión de hacer amigos a través de actividades de entretenimiento para longevos.

Para regocijarse con estos servicios hay que pagar una asignación anual de unos 540 dólares por persona o de 780 si es un hogar compuesto por un matrimonio, ambos ancianos. La ideología que inspira a este tipo de "aldeas para mayores" es sencilla: sus miembros siguen habitando, de forma autónoma en sus viviendas y, a la vez, disfrutan de un grupo de vecinos.

Así lo ve Dorothy Batt, que habita con su esposo en un barrio de Madison donde ha llegado la organización Supporting Active Independent Lives (SAIL). "Me crié en un pueblo donde casi todo el mundo me conocía a mí o a mis padres. Si necesitaba algo, sabía a quién podía acudir. La jubilación es como llegar a un país extranjero: no conoces las reglas. SAIL es algo marvilloso".

Tanto SAIL como Lincoln Park Village pertenecen a Village to Village Network, una institución sin ánimo de lucro que ayuda a poner en funcionamiento "aldeas para mayores". Ya existen 89 repartidas por Estados Unidos en distritos con mucha población de la tercera edad, y en breve se inaugurarán otras 123 "aldeas para mayores".

"Envejecer se está convirtiendo en algo menos sombrío y más atractivo", escribe Cat Johnson en un reportaje difundido por Shareable. "Los mayores se contemplan y vislumbran a los demás para crear redes de bienestar, apoyo mutuo y amistad; están transformando la larga marcha hacia la muerte, que es la vejez, en una alegre puesta en común".

Otro formato que permite a los longevos habitar en su vivienda y hacer nuevos amigos es el "co-housing". Son grupos de apartamentos propios con zonas compartidas, para beneficiar la interacción. Las casi 120 grupos que hay en Estados Unidos sortean la incomunicación y aportan seguridad y esparcimiento.

Gay Ellis, una mujer de 67 años que vive en una casa de un grupo en Reino Unido, expone a The Guardian: "Aquí la gente busca una comunidad, de modo que no te sientes culpable por molestar. Puedo llamar a cualquiera y enseguida hay alguien dispuesto a estar un rato conmigo". (Fuente: Aceprensa)

"Una familia que no respeta ni atiende a sus abuelos es una familia desintegrada", afirma el Papa Francisco.

Clemente Ferrer
clementeferrer3@gmail.com