Lo consuetudinario era que el niño no quisiera ir al cole, no que los papás le ordenaran no ir al cole para fastidiar al Gobierno, vamos, lo del viejo chiste de la mili: "Que se fastidie el sargento que no me como el rancho".
En el entretanto, el Sindicato de Estudiantes, esto es, los universitarios más vagos del país, lanzan una jornada de luchas de 72 horas, lo que demuestra sus profundos conocimientos: una jornada de tres jornadas.
Insisto en que de la reforma educativa del ministro Wert me quedo con lo que aporta, no con lo que omite. La educación tiene dos etapas: la escolar y la universitaria. Quien quiera cursar enseñanza superior debe pagársela o debe acudir las becas, pero becas ganadas con esfuerzo, con buenas calificaciones. Y esto porque nadie valora lo que es gratis, especialmente en la adolescencia. Mi opinión es que la enseñanza pública universitaria debe autofinanciarse. Es decir, voy mucho más allá que los famosos recortes. Quien quiera enseñanza superior, que se la pague.
La educación escolar es harina de otro costal. Hasta los 16 años, la educación es obligatoria (podríamos discutir algo sobre eso) y, por tanto, debe ser financiada. En España vivimos una evidencia que nadie quiere ver: la inmensa mayoría de los padres quiere llevar a sus hijos a la enseñanza privada pero la que más cuesta al erario público es la pública.
Por tanto, parece lógico, instaurar el cheque escolar: que sean los padres quienes decidan a qué colegio llevan a su hijo. Naturalmente, ni la izquierda ni la derecha quieren eso: cuando dejas elegir, la gente elige lo mejor, así que los peores colegios no los querría nadie. Buen comienzo para que mejoren y buen comienzo para desfuncionarizar la enseñanza.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com.