La futura nueva ley del aborto promovida por el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero va a poner de manifiesto dos aspectos realmente alarmantes, y que deberían preocupar a los ciudadanos españoles más que la propia ley.
Por un lado, una ley no entendida por nadie, no solicitada desde ningún sector, que supone una radical intromisión del estado en el derecho de los padres a ejercer su función educadora y formativa, va a ser aprobada e impuesta a todos los padres y madres españolas. Resulta prácticamente imposible encontrar argumentos a favor de la nueva ley, incluso en tertulias o periódicos marcadamente afines al gobierno en el poder.
Es, pues, verdaderamente alarmante asistir a una imposición de tal calibre, viendo cómo no existe un mecanismo en nuestra democracia que permita impedirlo. Cabe preguntarse si puede aprobar un Gobierno, aún teniendo mayoría absoluta, leyes contrarias a un derecho fundamental de los padres, y que atenta contra la salud física y psíquica de las mujeres.
Por otro lado, resulta igualmente alarmante ver la pasividad de la sociedad española ante una ley que les arranca derechos que deberían serles inviolables. Con una sociedad como la actual y una democracia como la vigente el proyecto de ingeniería social del gobierno socialista, si la economía lo permite, podrá ser enteramente desarrollado en España.
José Enrique Aguilar Barja
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