El artículo del abajo firmante publicado ayer sobre la ruptura del preacuerdo entre COPE y Gaceta, que habría dado lugar al primer multimedia cristiano español ha despertado una cierta polémica. Los más bondadosos consideran que exagero cuando hablo del único medio confesional católico español –al menos el único medio masivo- está controlado por Federico Jiménez, un agnóstico y por Pedro J. Ramírez, un hombre que nunca ha dejado de creer en sí mismo. Ambos están felices con la ruptura del acuerdo. Y no me acusen de exagerado por afirmar que Jiménez controla la COPE, dado que la evidencia exige obediencia, sino por asignar a ambos personajes una cosmovisión alejada del ideario cristiano.
No exactamente así, dado que estoy dispuesto a creer que Pedro José aceptaría gustoso el cargo de Papa de Roma si no fuera porque, de este modo, perdería el don de la infalibilidad, que constituye uno de sus atributos más queridos como director de El Mundo. Pero contemplemos su obra plena, el diario El Mundo. Ejemplo, edición del viernes 1 de junio. Titular: "Rouco firma el cierre de la Iglesia de la Teología de la Liberación".
Sí, Rouco es el cardenal arzobispo de Madrid, d. Antonio María Rouco Varela, y no, la Iglesia de la Teología de la Liberación no es la catedral de Madrid ni tampoco una pobre chabola de los nuevos suburbios capitalinos, sino un trío de curas que andan en la abundancia –seguramente para contarlo a los pobres, claro- y que incluso se permiten el lujo de traerse al gran teólogo liberador –se liberó hasta de sus votos, para poder confesar que vivía con una ex monja desde hacía 15 años- don Leonardo Boff. Siempre me he preguntado de dónde sacan el dinero estas iglesias del pueblo, las liberadas, y estos teólogos del Tercer Mundo, que viajan por el primero –el primer mundo- más que los CEO's de las compañías petroleras. Estos clérigos liberadores nunca tienen problemas ni de dinero ni de orgullo, y suelen degenerar en una cierta demencia, porque es sabido que la locura no genera soberbia, pero la soberbia sí enloquece.
Pues bien, El Mundo, puro espíritu eclesial, nos cuenta que Rouco, el malo, "ha cargado" contra los pobres chicos de San Carlos Borromeo, que sólo cuentan con el apoyo de todos los imperios mediáticos españoles, de dinero de opaca procedencia, de las presencia de una ‘troupe' de famosos-intelectuales –el Gran Wyoming, sin ir más lejos-, y de las principales fuerzas políticas. Unos pobres clérigos que sólo pretenden remarcar "su opción preferencial pro los pobres, su crítica a las estructuras sociales y su ecumenismo". Fíjate si serán ecuménicos que realizan misa conjuntas cristiano-musulmanas, y fíjate si estarán con los pobres que consagran bizcochos.
El muy cristiano tertuliano estrella de la COPE, cadena de emisoras participada por el malvado Rouco que ha cerrado la loable iglesia de la liberación, culmina su relato del mariachi de san Carlos Borromeo con esta profundísima, ilustrada y lírica blasfemia: "Y el domingo, la tradicionalmente abarrotada eucaristía de las 13,00 horas, engordará con sus bizcochos consagrados para comulgar".
Hasta esta panda de ensoberbecidos clérigos que han profesionalizado la filantropía. Ya saben. ¡Dios nos libre de los filántropos!
Como he nacido y me he criado en el barrio de Ventanielles, en los arrabales de la muy ilustre ciudad de Oviedo, conocida en la capital del Principado como "la ciudad sin ley" o "la ciudad sin bragas", donde el 40% de la población llegaba directamente del chabolismo, la verdad es que la lacrimógena historia de los clérigos perseguidos por la iglesia oficial por ayudar a los pobres me impresiona muy poco. Sólo percibo, ‘fifty-fifty', orgullo e hipocresía sin límites. Lo único que puede hacer el malvado Rouco es lo que ha hecho: cerrar la Iglesia para que dejen de blasfemar y de escandalizar, al menos en una parroquia de la "Iglesia oficial". Seguirán haciéndolo, porque ni hay una estructura libérrima es la Iglesia, y cualquier cura puede continuar perpetrando sacrilegios hasta que se muera. Pero al menos, no les pongamos la cama.
Como digo, esta filantropía hipócrita no me afecta, pero sí me duele un tanto más que el jaleador de estos curas de diseño -de diseño feísta- pase por ser el oráculo de la COPE. Hombre sí, comprendo que "ni uno sólo de los 5.000 millón de asturianos somos exagerados", pero esta vez creo de buena fe que no exagero.
Eulogio López