Estamos ante un mercado saturado: el tránsito de la voz a la transmisión de datos no se consigue.
Se pasa de un negocio basado en la voz a un negocio bajado en los datos. El problema consiste en que el público es remiso a pagar por acceder a datos porque Internet siempre ha caracterizado por su gratuidad.
Según cifras de la CMT, la rentabilidad de los dos grandes operadores, Telefónica España y Vodafone España, ha descendido durante la última anualidad terminada el 1 de abril (cuando vence el ejercicio fiscal de Vodafone) Así, el cociente ebitda sobre facturación total de Telefónica era del 42%, o sea, 2,6 puntos porcentuales menos que durante el mismo periodo de año anterior; algo menos baja Vodafone, el 1,6%, pero el margen es sensiblemente inferior: 34,2. Orange sube, sí, pero es que su rentabilidad se sitúa en el 24,7%.
Y si vamos a cifras absolutas, tampoco los ingresos por servicios están como para tirar cohetes: Bajan en Telefónica un 5,8%, por un 6,2 Vodafone y un 1,8% Orange. Curiosidad: en ese mismo periodo, Yoigo crecía un 66%. Irrelevante sí, por su cuota y porque acaba de empezar, pero curiosamente suben los ingresos de los virtuales, de los que han sobrevivido claro está, y descienden los ingresos por servicios de quienes poseen red en propiedad.
Las altas suben 189.000 en Telefónica, 210.000 en Vodafone y 121.000 en Orange, pero estos datos son poco significativos, pues pesa sobre ellos la desaparición de los números prepago que no cumplieron con la norma de identificación.
En cualquier caso, el problema es de saturación, al menos en el negocio de voz, mientras no se acaba de encontrar el recambio de la transmisión de datos. Y es problemático. Sencillamente la telefonía ha encontrado techo en España. No es de extrañar que César Alierta esté loco por hacerse con Vivo y que sólo le preocupe el Tercer Mundo porque toda el área OCDE empieza a estar telefónicamente saturada.
Eulogio López
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