Sr. Director:

Le felicito por su perspicacia para detectar una crisis en el Opus Dei y, todavía más, por su capacidad para diagnosticarla y ser capaz de resumir el diagnóstico en una sola palabra: mundanización.

 

Sin embargo, la anécdota que usted relata no me parece tan preocupante: sería más preocupante si en vez de señalar "a una chica de no desagradable aspecto" hubiese señalado a una de peor aspecto o a un "egregio personaje calvo con cerebro bien amueblado". Bromas aparte, me parece que la anécdota (y su generalización) revela que usted, probablemente, no entiende bien qué es el Opus Dei.

Tiene usted razón cuando dice que a algunos miembros del Opus Dei nos falta vibración apostólica. Y también nos falta mejorar en todas las virtudes. Seguramente por eso estamos en el Opus Dei: esperamos, por la gracia de Dios, tener más virtudes y mayor vibración apostólica cuando nos llame a rendir cuentas. Pero generalizar, como usted hace, me parece aventurado.

Le agradezco su recomendación de volver a San José María. Y, créame, trato de aplicármela todos los días. Volver a San José María (y hacerle caso) influye en la felicidad terrenal de muchas personas (también en la mía), y es decisivo para tener una buena localidad en las olimpiadas del 2100.

Pablo Fernández

fernandezpa@iese.edu