El domingo 15 de abril la Iglesia celebra el domingo de la Divina Misericordia, la fiesta de Santa Faustina Kowalska. Esta iletrada monja polaco escribió un diario y plantó una nueva devoción –mejor, una nueva concepción de la vida- que ahora es seguida por millones de personas en todo el orbe católico. Su mensaje puede resumirse en breves trazos: confianza absoluta en la misericordia de Dios, porque –Cristo se lo dijo- al tiempo de la misericordia seguirá el tiempo de la justicia. Sería bueno conocer el momento del cambio, pero aún mejor es saber dónde estamos. Dicho de otra forma: todavía tenemos tiempo para convertirnos.

Juan Pablo II no sólo canonizó a su compatriota, sino que instauró el II domingo de Pascua, siete días después de la Resurrección (es decir, el próximo 15 de abril de 2007), la Fiesta de la Divina Misericordia con indulgencia plenaria, según las condiciones habituales: confesar, comulgar, rezar el Credo y el Padrenuestro y orar por el Papa. (Para saber más sobre la obra de la Divina Misericordia).

Así que estamos aquí, en el tiempo de la misericordia. Me he acordado de ello al releer el Diario de Santa Faustina, cuyo etilo guarda cierta similitud con nuestra Santa Teresa. Estoy convencido de que al igual que aquella que no presumía de letrera se ha convertido en doctora de la Iglesia, algún día esta polaca fallecida en 1938, a los 33 años de edad, también recibirá tan académica corona. Como Teresa de Cepeda, sencillez en estado puro mezclada con insondable profundidad.

Y uno de los textos más curiosos de su Diario es su visita al Infierno –y sin compañía, no como el Dante (páginas 304-305 del Diario de Santa Faustina)-, donde no estaba el can Cerbero pero sí se puede resumir el espectáculo en tres brochazos –la descripción completa es mucho más amplia-:

1. "El quinto tormento es la oscuridad permanente, un horrible y sofocante olor, y a pesar de la oscuridad los demonios y las almas condenadas se ven mutuamente".

2. "Que el pecado sepa. Con el sentido que peca, con ese será atormentado por toda la eternidad". Ya saben: "Ya me comen, ya me comen/ por do más pecado había/ a una cuarta del ombligo/ y a un jeme de la rodilla". (Romance de la Penitencia del Rey don Rodrigo).

3. "La mayor parte de las almas que allí están son las que no creían que el Infierno existiera".

Tiempo de misericordia y Semana Santa, muy apropiada para la confesión, el gran invento católico. Porque si hay una frase satánica, que resume al mundo actual es la repetida por tantos entrevistados: "Yo no me arrepiento de nada". Lo cual resulta muy revelador. En efecto, no arrepentirse de nada significa justamente eso: vivir en la nada.

Eulogio López