Pequeña Miss Sunshine tiene como protagonistas a una familia desestructurada compuesta por un grupo de personas de lo menos edificante. El padre, todo un perdedor, está obsesionado con la teoría del triunfo; el abuelo, que luchó en la guerra del Vietnam, es un obseso sexual y esnifa cocaína; el hijo mayor, permanece en silencio a propósito mientras aspira a realizar la carrera de piloto de aviones; y, finalmente, el cuñado es gay y está amargado porque nadie reconoce que es el mayor experto de Proust de EEUU. Las únicas que se salvan de la quema, en esta singular familia, son el elemento femenino: la madre, que pone la sensatez y el sentido común del hogar, y la menor de la familia, una niña inocente y cariñosa a la que adoran los demás

 

Toda esta excéntrica familia iniciará un azaroso viaje por carretera para intentar que la menor de la familia cumpla su sueño: convertirse en la pequeña Miss Sunshine de América. En estas pequeñas mini vacaciones todos ellos experimentarán una transformación.

 

Magníficamente interpretada, esta comedia dramática, una sátira alrededor de la obsesión por el triunfo norteamericano, cuenta con un mensaje mucho más positivo de lo que aparente. Y este vendría a ser éste: sólo en el seno de la familia es donde se acepta a todos los miembros que la conforman, independientemente de sus defectos y errores. Eso sí, hasta llegar a esa conclusión verán un sinfín de despropósitos, algunos, eso sí, terriblemente divertidos.

 

Para: Los que se atrevan con el cine independiente americano y sus argumentos estrafalarios.