Mientras se abre la autovía Bergara-Vitoria, la Nacional 1 se convierte en una obra permanente. La vuela de vacaciones por la Nacional 1, si lo prefiere la A1, Madrid-Francia puede convertirse en un infierno. Más de seis tramos por obra pero todos entre Brugos y Madrid. De Burgos hacia arriba la cosa va mucho mejor. Incluso se abren carreteras no muy necesarias, como la autovía Bergara-Vitoria, cuatro carriles con un montón de túneles, que parece no queda ningún monte vasco por perforar.
Pero nada de esto tiene que ver con un previsible aumento del número de accidentes en carretera. ¿O sí? Porque el inefable director general de Tráfico, Pere Navarro, considera que si los guardias civiles siguen con su política de bolis caídos, en lugar de cumplir con su deber, es decir, freír a multazos a los automovilistas, el número de accidentes y de víctimas podría aumentar y naturalmente, no será Pere quien tenga la culpa. A fin de cuentas, el cuidado y mantenimiento de la red vial es cosa de Fomento y de las autonomías.
Mariano Tomás
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