Más que nada porque la enorme paciencia de la propiedad -los obispados- es grande pero finita y hasta este gran hombre está convencido de que, alguien, un día u otro, iba a decir: Hasta aquí hemos llegado. Además, todavía no desespera: Federico y su amigo, Pedro J. Ramírez, han montado una empresa para solicitar emisoras de radio en las autonomías que controla el PP, y todavía no pierden la esperanza de hundir la COPE y crear una cadena de nuevo cuño.
Jiménez recuerda mucho al personaje de Perfectus Detritus protagonista de La Cizaña, de Asterix. Lo peor del personaje es que ha logrado enfrentar a los obispos, al PP, a las asociaciones, a los medios. También es un especialista en pisarle el rabo al león después de muerto (a moro muerto, gran lanzada). Por ejemplo, Jiménez lleva toda la semana arremetiendo contra el cardenal Cañizares, ese que, según él, le había traicionado. Interesante, porque eso significa que monseñor Cañizares debía lealtad a su empleado Federico: ¡Qué cosas!
El viernes, Federiquín se ensañaba a gusto con Cañizares, asegurando que había perdido todo poder en la curia. Tanto es así, que no participó en los actos centrales de la visita del Secretario de Estado Vaticano, Tarsicio Bertone. La verdad es que don Antonio disculpó su ausencia ante Bertone por una razón de peso: acudió a Valencia para asistir en sus últimos momentos, fallecimiento y exequias, de un amigo sacerdote de hace varias décadas.
Pero Jiménez es así, dado a las vísperas sicilianas. Sólo que, en este caso, no ha ultrajado a dama alguna, sino a su tiranía en la cadena COPE, que no es suya pero como si lo seriese. Sencillamente, Cañizares aconsejó que no se renovara a Jiménez el pasado mes de mayo, porque nada tiene que ver el locutor con la ideario de la COPE, que se dedica a transgredir, día sí y día también.
En cualquier caso el problema de la COPE es el mismo problema del catolicismo en la vida pública en el siglo XXI: coherencia. Ya he escrito en otras ocasiones que no ha de ser la COPE quien despida a Federico sino el propio Jiménez quien abandone la COPE motu proprio. Por coherencia.
Eulogio López
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