- Si el concurso se alarga 12 meses, tendrán que provisionar el 100 por 100 de sus créditos.
- El cabreo entre las entidades acreedoras con Fernández de Sousa crece. Y este sigue acusando a Kutxabank de ser el causante de la situación.
- Pero tampoco gusta a los bancos la actitud de Carceller, al que acusan de especular con deuda de Pescanova y de querer echar a Sousa para entregar la compañía a los alemanes de Oetker.
- Otro interrogante: Pescanova ha presentado concurso de acreedores para su matriz, pero no para las filiales.
- Los bancos extranjeros amenazan con bloquear la financiación a las empresas españolas.
- De hecho, ponen en solfa el Plan general de contabilidad español.
- Por eso, el Banco de España ha certificado que la deuda de Pescanova son 2.500 millones de euros.
Esto es España: dos compatriotas riñen y al final se lo lleva un foráneo. Pescanova, que en la madrugada del viernes presentaba concurso de acreedores, ha pasado de empresa modelo a paradigma de conflictos.
Al final todo se reduce a una guerra entre Manuel Fernández de Sousa (en la imagen) y Demetrio Carceller, y a una mala contabilización de la deuda, especialmente de las filiales. Ahora bien, si es así, ¿por qué Sousa se niega a entregar las cuentas
Lo más importante: Sousa presentaba concurso de acreedores, una jugada arriesgada porque la empresa queda en manos del juez, pero que, por de pronto hunde a la banca acreedora. Nadie entiende por qué Sousa maltrata a los bancos acreedores pero él asegura que hay bancos que han jugado con Carceller y sobre todo, que toda la culpa la tiene Kutxabank, que se negó a renegociar una pequeña cantidad.
En cualquier caso, los bancos han visto ya cómo Sousa se ha negado a proporcionar información a los dos auditores que le han enviado. De hecho, ambos se han marchado. Y naturalmente consideran que quien algo esconde es que algo tiene que esconder.
El enigma empezaba a resultar peligroso, así que el propio Banco de España utilizando su información canalizada, ha certificado que la deuda de Pescanova es de 2.500 millones de euros.
Los bancos extranjeros braman, achacan a la ley contable española de ser muy laxa y amenazan con crear mala imagen a España para bloquear la financiación de la empresa española. Tampoco hay que preocuparse demasiado pero no deja de resultar inquietante.
Y los bancos españoles -sobre todo los principales accionistas: Caixabank, Sabadell, Popular, y NCG Banco- están cabreados con Sousa, porque su decisión de entrar en concurso de acreedores les exige provisionar, de entrada, un 25% todos los créditos. A los seis meses entramos en el 50% y si sobrepasa los 12 meses el 100 por 100. ¿No hubiera sido más sencillo para Sousa enseñar sus cuentas y acudir a una refinanciación Porque, en efecto, su actitud da pábulo a las mayores sospechas.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com