Las negociaciones sobre el Estatut empiezan a resultar francamente divertidas. Entre otras cosas porque los socialistas, los republicanos de ERC y los comunistas de IU intentan llegar a un acuerdo a cualquier precio. Sin embargo, el papel de los nacionalistas de CiU es muy otro. Gracias al Estatut, CiU ha renacido de sus cenizas, pero no ha conseguido su gran objetivo : Desplazar a ERC como socio del PSOE tanto en Cataluña como en Madrid. Así es que los hombres de Rubalcaba, que capitanea el comando negociador, se quedaron helados cuando el pasado martes los convergentes pusieron sobre la mesa otra exigencia cuando menos curiosa: quieren que Maragall no capitalice el posible acuerdo sobre el Estatut porque no será un éxito del tripartito sino del cuatripartito. Ya de paso, exigen que Maragall no sea el candidato del PSC en las próximas elecciones. Esta cuestión es relativamente sencilla. En primer lugar, porque los socialistas están empeñados en agotar todas las legislaturas, tanto la española como la catalana. Y eso sí, si se anticiparan elecciones en Cataluña, el candidato lo elegiría José Montilla, que es quien controla el PSC, y no Maragall. Ahora bien, ¿cómo puede evitarse que Maragall, el mayor experto en vender logros propios y ajenos no capitalice el acuerdo?.
Rubalcaba es uno de los convencidos de que CiU esta dispuesta a marear la perdiz todo el tiempo que sea posible, pero el mejor estratega del PSOE insiste: lo más importante es aislar al PP, sólo al PP, y no permitir ni el menor acercamiento entre Mariano Rajoy y Artur Mas.