Alimentos y gasolina, esos son los dos problemas económicos a los que se enfrenta el mundo.

Los efectos son hambre y miseria en el mundo pobre y estanflación en el rico.

¿Por qué suben los alimentos? Porque Occidente ha acostumbrado a sus ciudadanos a no trabajar, incluso a subvencionarles por no trabajar, y ha bloqueado los avances agrícolas en el Tercer Mundo. Más de la mitad de la población mundial -en el mundo rico muchos más- vive en ciudades, pagan muchos impuestos y con parte de esos impuestos se financia al agricultor, al ganadero y al pescador para que trabajen la mitad y cobren lo mismo. Al tiempo, se cierran a los productos del Tercer Mundo e invaden los mercados del mismo con artículos subvencionados. Conclusión: hemos pasado de la era de la sobreabundancia a la de la carestía, justo cuando la técnica nos permitía alimentar, no a una sino a 100 humanidades. Ahora toca empezar de nuevo, que la nueva generación trabaje lo que no han trabajado sus padres y casi sus abuelos. Y no es sencillo. Hay que terminar con las subvenciones agrícolas, reducir aranceles y contingentes -pero, antes que nada, las subvenciones- y producir más, mucho más.

El problema de la utilización de superficies cultivables para bio-combustibles es un añadido, sólo eso, pero deberíamos olvidar este tipo de energía: si utilizar petróleo, es decir, antiguos organismos vivos, para que un coche ande es ridículo, no sé como calificar la plantación de organismos vivos para que un coche ande. 

Energía: por una parte, tenemos el chantaje de la OPEP, 11 dictaduras o semi-dictaduras liberticidas empeñados en chantajear a Occidente. Por otra, un Occidente especulativo que ha convertido la intermediación petrolífera y gasera en un nuevo casino, similar a la bolsa. Por último, la memez ecoverde, que pretende sustituir la falta de riquezas naturales por energías como la eólica o la solar, que encarecen la energía al ciudadano mucho más de lo que pueden hacerlo los países miembros de la OPEP. En definitiva, Occidente debe afrontar la actual crisis energética con dos tipos de medidas: las urgentes, como pueden ser reducir los impuestos, e importantes, optando de una vez por todas por la energía nuclear, y dejando el resto de energías como complementos de la misma. Energía nuclear que no sólo servirá para ganar en soberanía energética y para reducir el calentamiento global sino, lo que es más importante, porque sólo la energía nuclear tiene capacidad para asegurar la desalación de agua y la energía de hidrógeno, que es el futuro. Energía que, además, dependerá del ingenio humano, no de la suerte de contar con yacimientos de petróleo y gas.

Eulogio López

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