Sr. Director:

El mundo vive bajo la soga de la nueva crisis que ha estallado, la incertidumbre se cierne sobre las clases más depauperadas, mientras los gobiernos de medio mundo se afanan en intentar paliar los efectos de la crisis.

Esta debacle económica tuvo su origen en la construcción y en las hipotecas. Pensemos por un momento, actualmente la mayor parte de la gente se ve obligada a pagar una hipoteca de por vida para poder tener un lugar donde caerse muerto, muchos podrían achacar la responsabilidad a los bancos, pero seamos sinceros, los bancos no dejan de ser empresas y dado que prestan dinero su objetivo es sacar un beneficio, que sea más o menos excesivo, eso ya depende de cada entidad y de lo que cada uno entienda como proporcional desde un punto de vista objetivo, es decir, si fuésemos propietarios de los bancos qué interés estableceríamos nosotros.

La culpa desde mi punto de vista la tiene el Gobierno, el cual debe garantizar que mediante su mandato se traten de paliar las injusticias que se producen por el mero hecho de nacer en una u otra familia, garantizando una verdadera igualdad de oportunidades.

Así mismo el suelo y su calificación como urbano o urbanizable dependen de las entidades gubernativas. Así las cosas porque el estado ha permitido esta situación. No se aferren a las ideas preconcebidas e imaginen por un momento las cosas tal y como yo las veo, si los pisos costasen menos, la gente no pediría unas hipotecas tan costosas y por ende dispondría de más dinero en el bolsillo, con lo que ese exceso de dinero seguramente se invertiría o se gastaría en una multitud de sectores, con lo que en lugar de tener a constructores, inmobiliarias y bancos, de forma indirecta, como principales beneficiarios del sistema actual nos encontraríamos en un mundo en el que habría una multitud de beneficiarios.

Sé que quizá mi punto de vista sea un tanto simple si nos atenemos a la  teoría económica, pero dudo de que no sea certero. Usando la metáfora del pastel, cuantas más porciones hagamos mayor será la riqueza general que se cree, de lo contrario seguiremos como hasta ahora, y es que el precio de los pisos y el euribor no hacen más que causar auténticos estragos a la mayor parte de los ciudadanos, y dado que estos no pueden afrontar sus deudas tanto constructoras como bancos sufren también las consecuencias.

Si nuestra voz y voto cuentan, ¿por qué no cambian las cosas? Esa es la verdadera incertidumbre.

Jorge Ipiña Pando

kidon12@hotmail.com