Con ello, pretende echar tierra sobre la oferta que preparan antiguos directivos de la firma, con el apoyo de Juan María Nin, director general de La Caixa Al menos, por el momento, ésa fue la respuesta de Piëch al mensajero. Sería una opción catalana, apoyada por la Generalitat, y conllevaría la recalificación de terrenos de la firma en Martorell. Mientras, en Barcelona, y en presencia de José Montilla, el presidente de SEAT, Erich Schmitt, asegura que la factoría no está en venta. Vende el nuevo centro de diseño y el plan para producir 800.000 unidades… en 2018.
La tarde del martes fue de mucho ajetreo en la factoría SEAT, ubicada en Martorell. El presidente de la Generalitat, José Montilla, era recibido por el presidente de SEAT, el alemán Erich Schmitt, a las puertas del nuevo Centro de Diseño. Entre la concurrencia, más de medio centenar de periodistas que en ningún momento pudieron hablar ni con el anfitrión ni con el invitado. Schmitt habló en alemán para no hablar en inglés, mientras Montilla eligió el catalán para no hablar en castellano. Algo muy útil para dar trabajo a los intérpretes. Discurso Light el de Montilla, pendiente de las resoluciones que llegan de la central alemana sobre el mayor centro laboral de la comunidad catalana.

Schmitt, por su parte, utilizó el magno acontecimiento para decir que "SEAT no está en venta, empeño en ello mi palabra y la de mi equipo". Y es muy cierto, SEAT no está en venta, porque, ahora mismo, en lo que piensa Ferdinand Piëch, ya sin traba alguna para controlar el consorcio automovilístico alemán, tras la sentencia Volkswagen, no está pensando en cerrar SEAT: lo que está pensando es en cerrarla, justo ahora, cuando se terminan los créditos fiscales de la firma. De hecho, su amenaza consiste en anunciar el cierre de SEAT, o su conversión en centro de diseño (en lugar de 14.000 empleados, menos de 500), antes de las elecciones generales en España.

Piëch ya no admite la fusión con Alfa Romeo, ni la venta a FIAT, entre otras cosas porque el alemán sueña con un futuro en el que VW se coma a FIAT, dentro de la reconversión acelerada que vive en el sector automovilístico tanto en la UE como en Estados Unidos y el exceso de producción. Su opción es el cierre de SEAT, tal y como comunicó al mensajero que un grupo de antiguos directivos de la firma envió a Alemania para tantear una posible compra de SEAT.

La doctrina oficial en SEAT, la misma que desgranó Schmitt durante la presentación del martes, es que el Consejo de vigilancia de VW aprobará el lunes el plan SEAT, un plan que en 2018 supondría la fabricación de 800.000 unidades -casi el doble de lo actual- en 2018.

Dejando a un lado que quedan once años, lo cierto es que esa promesa nada significa para un hombre como Piëch, el mismo que se ha encargado de limpiar el Consejo de SEAT de vocales españoles, el mismo que compró el silencio del último presidente de SEAT, Juan Antonio Díaz Álvarez. Mientras VW entró en SEAT mantuvo al presidente, luego, una vez asentada la multinacional, compró su salida: mucho dinero, de por vida, a cambio de su silencio. Piëch está acostumbrado a cambiar de planes sobre la marcha.

Y lo del centro de diseño tampoco es preocupante. Un centro de diseño no es un edifico, son personas. No, ni los 800.000 ni el Centro de Diseño constituyen una salvaguarda contra el cierre de la compañía.

Eso sí, el grupo de ex directivos de SEAT, capitaneados por Pino Tartaglione, no ha recibido por el momento ni permiso para negociar. Eso sí, cuenta con el apoyo de La Caixa, especialmente del director general, Juan María Nin, y de la Generalitat. Nin busca inversores catalanes que salven SEAT y que catalanicen la firma. Y la Generalitat lo sabe, pues sin ella es imposible lleva a cabo el proyecto y porque Montilla tampoco se fía de las intenciones de VW. O al menos de las de Piëch, un hombre muy anti-español y muy anti-SEAT, por ejemplo, mucho más que el actual presidente del Comité Ejecutivo de VW, Martin Winterkorn. Pero el que manda es Piëch. Antes de las elecciones generales, el presidente de VW podrá negociar desde una postura de fuerza, y no olvidemos que en la mañana del miércoles se convocaban elecciones autonómicas en Andalucía para el 9 de marzo de 2008

Juan María Nin busca aglutinar inversores catalanes, y la autoridad local debe ayudar, aunque no sólo sea en forma de recalificación de terrenos de la factoría. Lo que no puede ser es que 14.000 obreros se queden en la calle, y más de esa cifra sin trabajo, porque prestan su servicio en el parque de proveedores. Para Tartaglione y su gente, los problemas de SEAT proceden del abandono de la central. Un detalle: apenas se utilizan coches SEAT en Europcar, la agencia de alquiler de coches del grupo VW.