-Si doliese el alma como nos duele el cuerpo, habría largas colas en los confesionarios.
-Si fuera tan fácil salir de prisión como confesar los pecados, las cárceles se vaciarían.
-Si fuera tan fácil dormir en paz como decir los pecados, sobrarían los barbitúricos.
-Si la gente sintiese vergüenza de confesarse a un hombre, sobrarían las televisiones.
-Si los confesores fuesen ángeles, no nos entenderían y se extrañarían de nosotros
-Si al obrar el mal no sintiésemos remordimiento, la Tierra sería ya el Infierno.
-Si confesando el mal volvemos a caer, sin confesarnos nunca nos levantaríamos.
-Si los ateos tuviesen un gramo de fe, inventarían algo parecido a la confesión.
-Si alguien rechaza el perdón de sus culpas, no necesita mayor castigo y penitencia.
-Si alguien se gloría de sus pecados, es que nunca miró a los ojos a Jesús crucificado.
-Si hay pecadores insensibles al perdón es porque nadie les abrazó con amor en su vida.
Miguel Rivilla San Martín
miriv@arrakis.es