La APIE continúa negando la entrada a las revistas de la asociación de consumidores.
Después de unos años de sosiego tras la presentación del recurso de Telefónica ante el Tribunal europeo de Luxemburgo, la macromulta impuesta por Bruselas en el verano de 2007 vuelve a la vida. El próximo 23 de mayo tendrá lugar la vista oral para dilucidar si Bruselas erró en la imposición de la multa, si acertó en sancionar a Telefónica de forma tan ejemplarizante o si ni una cosa ni otra.
Y en medio de todo esto, en pleno conflicto de derecho comunitario, superposición de reguladores, tribunales europeos y la primera multinacional española, ahí, en medio, y no me pregunten, porque yo tampoco lo entiendo, aparece Ausbanc. Esa asociación presidida por el infumable Luis Pineda que tiene más habilidad para acercarse al dinero que las polillas a la luz.
Ausbanc, acrónimo de Asociación de Usuarios de Banca, que ya me dirán qué tiene que ver eso con Telefónica, con el ADSL y con los estrechamientos de márgenes, es una suerte de chiringuito que cobra por la publicidad en su revista, por las suscripciones de sus socios y hasta por el acceso a todos los contenidos de su web... y eso, créanme, es casi lo mejor que se puede decir de ellos.
Pineda y Ausbanc, especialistas en subirse a todos los carros de donde puedan sacar algo en claro -pecuniario, básicamente- no podían dejar pasar esta cabalgadura. Telefónica y la Comisión Europea juntas, con 150 millones de euros de por medio, es más de lo que Pineda podía soñar. De un solo plumazo, y garantizados, los dos únicos objetivos que hacen vibrar a Luis Pineda y sus secuaces: sacar dinero y salir en los papeles.
Su presencia en el proceso tiene que ver con que Ausbanc se ha personado junto a la CE en la sentencia cuyo recurso se dilucida el mes que viene, y no contentos con eso invitan -lo hacía esta misma semana a través de anuncios en la prensa, debe ser la única vez que en vez de ingresar, invierten- a todos los usuarios a sumarse a la demanda "para pedir el resarcimiento".
Por si les había entrado la tentación, sigan leyendo. En el improbable caso en que Ausbanc lograra ver un solo euro y, más difícil aún, decidiera repartirlo, sería si y sólo si son ustedes socios del chiringuito. La operación es redonda -porque tonto no es Pineda, eso se lo garantizo-. Gane o pierda, su nómina de afiliados paga-cuotas habrá crecido.
Esta pseudo asociación, como saben, porque siempre me gusta recordarlo, no puede definirse a sí misma como "de consumidores", porque el Instituto Nacional de Consumo se lo tiene prohibido. ¿Y saben por qué? Porque su revista, que, no sin sorna, se llama Justicia y Derecho, vive de cobrarles a las empresas que se anuncian en ella. Por pura casualidad, las que no se anuncian suelen tratar peor, muchísimo peor, a sus clientes que, por pura casualidad, son los que Ausbanc defiende con entusiasmo.
Con razón, la APIE, la asociación de periodistas de información económica, no permite a la gente de Luis Pineda en las convocatorias de APIE.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com