La fuerza de ventas de Telefónica se pone al servicio del editor, quien, además, verá reducido sus gastos con las productoras
Lo esperado, y por muchos en Telefónica temido, ha ocurrido: como es norma consuetudinaria en el grupo PRISA cuando se encuentra azuzado por las deudas, Jesús Polanco ha decidido que alguien le libre de su pesar… y le ha tocado a Telefónica, lo cual significa que el grupo editor se privatiza, dado que, por lo general, le suele tocar a todos los contribuyentes, es decir, al Gobierno.
El pesar de PRISA-Sogecable consiste en que, a primeras horas de la mañana del miércoles, con cámaras pero sin micrófonos –para que quedar constancia pero no instancia-, Javier Díez Polanco (Polanquín), consejero-delegado de Sogecable, y el responsable de Telefónica de España, Antonio Viana-Baptista, firmaban un acuerdo de colaboración comercial, que, en resumen, supone tres cosas:
1. Compras conjuntas de productos audiovisuales para Imagenio –el ADSL de Telefónica-. En definitiva, como Polanco se hizo con el monopolio de la TV de pago tras la fusión, precisamente con Vía Digital, la deuda con las ‘majors' –y con los derechos de fútbol, etc.- le ahoga, por lo que ha decidido repartir esa carga con Telefónica… ¡con quien ya las comparte como accionista que es de Sogecable, pero dejemos eso…
En segundo lugar, Sogecable podrá vender el "trío", es decir, TV, Internet por ADSL y telefonía fija de Telefónica. Todo un regalo para el tándem Polanco-Cebrián, si consideramos que el gran problema de Sogecable es que la penetración de la TV de pago en España es justo la mitad que la media europea. Así con otros servicios más básicos, el asunto se vende mejor.
En tercer lugar, como gran ‘privilegio' a Telefónica, se le permite vender Digital en aquellos lugares donde no llega Imagenio, y donde se ofrecerá telefonía, ADSL y Digital por satélite. En definitiva, que Polanco no sólo se aprovecha de la fuerza de ventas de Telefónica sino que ralentiza a su favor la implantación de su gran competidor, que no es otro que la TV por par de cobre, es decir, Imagenio. Pero todo ello puede venderse con la convergencia entre el cable y el éter, y quedarse tan ancho.
Y es que, dado que, a pesar del monopolio, Polanco y Cebrián no han conseguido vender la TV de pago, convertida en un saco de pérdidas porque nadie la quiere, tampoco Telefónica, urge ir soltando lastre, para ser exactos, más que soltar se trata de depositar el lastre en el bolsillo del vecino. Al final, todo indica que Telefónica acabará quedándose con una televisión de pago de la que tanto esfuerzo y dinero le costó liberarse. Pero, mientras tanto, Polanco verá aliviadas sus cuitas y dejará de dar la lata.
Todo ello bajo la marca "Negocios en la España moderna". Y se trata de negocios extraordinariamente progresistas.