Cataluña se ha convertido estos últimos meses en líder autonómico en subida del paro, en quiebras de empresas y en aumento de la morosidad.
Un triplete pésimo. La economía catalana no había pasado en décadas por una crisis tan profunda, con tantos ciudadanos en el paro y tantas empresas cerrando sus puertas. En estas circunstancias, sorprende la irresponsabilidad de la clase política catalana que en lugar de ofrecer estabilidad política y soluciones a la crisis, como corresponde a esta delicada situación, se dedican a poner en duda la Justicia y el Estado de Derecho, a atizar el rencor contra el resto de España y a aventuras de referéndums ilegales.
¿Así piensan dar seguridad y confianza a las empresas y a los inversores justo cuando más lo necesitan?
Pilar González Rodríguez