El ultra-abortista Gaspar Llamazares (en la imagen) le ganó la batalla dialéctica a la tibio-abortera ministra Fátima Báñez durante su interpelación parlamentaria del pasado miércoles, horas después de la dimisión de Gallardón. Ese es el problema. Llamazares apuesta sin ambages por el infanticidio y va a la esencia del asunto. Así nos cuenta que la derecha, alentada por los pérfidos obispos -mala gente, los obispos- y por alguno de nuestros peores ciudadanos, "cree en el dogma del aborto". Ya saben que don Gaspar tiene un problema con los curas y por eso le encanta el lenguaje clerical (o anticlerical, la otra cara de la misma moneda).
Según nuestro teólogo comunista el "dogma" del PP es "la concepción". Es decir, que existe un ser humano desde el mismo momento de la concepción. Algo que, según el doctor Llamazares, contradice a la ciencia.
Por contra, Fátima Báñez le respondió aduciendo que en el fondo, el PP sí era provida, porque abandonará la reforma Gallardón, claro, pero, eso sí que sí, no permitirá que las niñas de 16 a 18 años aborten sin el asesoramiento de sus padres. ¡Pues buenos son los del PP cuando se ponen a defender la vida!
Llamazares es un homicida -sí, homicida- pero Fátima Báñez es una abortera frívola. Llamazares va al fondo de la cuestión del aborto, al que nunca llegará la trivialización de los 'provida' del PP, tipo Fátima Báñez. Para decir barbaridades, ciertamente, pero al menos don Gaspar apunta a la esencia de la tragedia.
Eulogio López
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