En el duelo GN-Endesa, todo el mundo ha perdido los papeles. Se enfrenta a la izquierda y a la derecha, Madrid y Barcelona, La Caixa y Caja Madrid, Endesa y Gas Natural y el Barça y el Real Madrid, que eso es lo más grave, porque el Barça va ganando por goleada. Ha perdido la credibilidad española, la de los órganos reguladores en Hispanidad ya hemos dicho que nadie cree, a estas alturas, en la imparcialidad de CNMV, CNE o TDC.
Manuel Pizarro no dirigió mal la Junta de accionistas de Endesa del pasado sábado. Para demostrar que él no era el peón de E.ON aconsejó a los accionistas que no acudieran a la OPA de Gas Natural ni a la de E.ON: que se quedaran con el proyecto Endesa. Y el asunto podría resultar atractivo si no fuera porque es imposible. Después de esta fiebre que ha partido en dos el país, ni Endesa, ni Iberdrola ni ninguna otra empresa tiene asegurada su independencia en solitario. Es hora de disponer probablemente de dos grandes empresas energéticas española ante la reconversión del mapa europeo, exactamente como están haciendo Alemania, Francia e Italia, sólo que con empresas públicas o protegidas por la Administración pública correspondientes. El problema es, como siempre, responder a la pregunta ¿quién gana?
Miguel Sebastián encargado por el Gobierno para aunar voluntades y conseguir una OPA española a 30 euros por acción se ha topado con el problema de siempre: ¿quién manda? ¿Se puede pedir a la familia Entrecanales que aporte no menos de 10.000 millones de euros para quedarse como Socio financiero? ¿O a Rafael del Pino? ¿O a FCC? Naturalmente que no, sólo que La Caixa tampoco acepta quedarse como soco financiero. Podría quedar la opción de Amancio Ortega, que sí puede conformarse con esa función, que posee la liquidez necesaria y que se lleva a las mil maravillas con Zapatero y Sebastián.
Porque lo malo no es que Endesa caiga en manos de una compañía alemana que se verá prácticamente obligada a jibarizar los intereses españoles e iberoamericanos- que Endesa representa, jibarizando la capacidad energética española. No, lo peor es que, tal como están las cosas, donde a todo el mundo se le ha ido todo de las manos, tanto la victoria de Gas Natural como la de Endesa, significarán que en España ha vuelto a ganar el cainismo, el guerracivilismo. Es hora de que todo el mundo se baje de la burra.
¿Acaso no vivimos en la era del diálogo y el talante?
Eulogio López