Interesante carta de Jesús Martínez quien asegura, con razón, que la respuesta a la crisis económica está en la ausencia de compromiso del hombre con Dios.
Sr. Director:
De momento no hay respuestas concretas a la crisis que padecemos, porque ni los políticos ni los analistas se han planteado en serio otra pregunta previa: ¿Cuál es el origen de la crisis que padecemos?
Algunos han adelantado que todo se debe a la codicia de unos cuantos financieros sin escrúpulos, lo cual parece cierto, en parte. Pero esta codicia, que al ser aplicada en clave política ya provocó dos guerras mundiales el pasado siglo. Pienso que, a su vez, tiene otro origen, que muy pocos se atreven a mirar de frente: el desplome generalizado de valores morales que, lejos de ser atajado, sigue siendo fomentado por la cultura nihilista infiltrada en los sistemas políticos, educativos y jurídicos.
No obstante, algunas voces autorizadas en el ámbito civil, por no recordar las graves advertencias que vienen haciendo los Papas desde hace tiempo, hablan de la urgente necesidad de definir un nuevo modelo social, o de aprovechar la crisis para iniciar el rearme moral de una sociedad atontada.
Al comienzo del último Sínodo de Obispos que ha tenido lugar en Roma, dijo el Papa, "cuando el hombre se desembaraza de Dios, se difunden el arbitrio del poder, los intereses egoístas, la injusticia y la explotación. Al final, el hombre se encuentra más solo y la sociedad más dividida y confundida". ¿No les parece un retrato de lo que nos sucede hoy.
Jesús Martínez Madrid
jdmezmadrid@gmail.com