Eso supondría otra reducción del gasto público de 35.000 millones de euros. De las cifras reales dependerá si Rodrigo Rato entra como super-vicepresidente y hasta la misma estructura del Ejecutivo Popular. Baudilio Tomé y los chicos de FAES elaboran un programa económico para salir del paso: saben que no se va a cumplir. Cristóbal Montoro está convencido de que no será vicepresidente. El programa de Tomé ha sido hecho en colaboración con Jaime García-Legaz y con FAES

El doloroso parto de los montes que ha supuesto el programa económico del PP -y que aún no ha terminado- ha servido para que los suyos no vean el cambio por ningún lado y los otros aprovechen para hacer sangre.

Además, lo avanzado no ha servido sino para dar carnaza a Rubalcaba y a su siempre fiel grupo PRISA.

La razón de fondo, no sólo es el galleguismo de Mariano Rajoy, que no quiere mojarse hasta que llegue a La Moncloa. Ahora mismo, quien tiene que arriesgar es el PSOE, no él y de ahí no hay quien le saque.

Ahora bien, cuando el PP anunciaba que no podrá concretar sus medidas hasta que no se supieran las cifras reales del paciente -o sea, las cuentas públicas de la economía española- era -además de para no mojarse- porque teme que el déficit fiscal real que le deje el Gobierno Zapatero no será del 6% sino próximo al 8%. Eso significa, en pocas y terribles palabras, que el 1 de enero el nuevo Gobierno tendría que afrontar un nuevo ajuste que rondaría los 35.000 millones de euros. En otras palabras: más del doble que el famoso ajuste de mayo de 2010, con rebaja de salarios a funcionarios y rebaja de las jubilaciones. En definitiva, el ajuste que supuso el fin del Zapaterismo.

El Banco de España, con el informe de su Servicio de Estudios (bastante frívolo porque asegura que no se cumplirá la previsión de déficit del 6% para 2011 pero no dice por qué, ni cómo ni cuánto) abona las sospechas de los asesores de Rajoy. De ahí la indefinición, aunque es cierto que el PP sigue escondiendo sus cartas.

De ahí el sibilino, indefinido, vaporoso y superficial programa económico del PP. Lo ha elaborado Baudilio Tomé, un hombre de FAES, de Aznar, oriundo de la Oficina económica de La Moncloa y del que Rajoy prescindió tras situarle en la Ejecutiva. Luego le recuperó, pero Tomé sigue manteniendo su amistad con Jaime García-Legaz y con Fernando Navarrete, es decir, con la fundación FAES, donde reina Aznar. Tomé es economista no especialmente brillante pero sí sólido y se ha cumplido con lo que se le ha pedido: un programa para andar por casa, que igual vale para un roto que para un descosido.

Y es que hasta que Rajoy no conozca las cifras tampoco decidirá, no sólo quien será su vicepresidente económico sino la propia estructura del Ejecutivo. Puede ser una super-vicepresidencia que aúne Economía y Exteriores, en cuyo caso el candidato sería Rodrigo Rato o Manuel Pizarro, o puede ser un Ministerio de Economía en paridad con otros departamentos económicos. Ahí sí podría tener cabida un Cristóbal Montoro, cada día más convencido de que no será vicepresidente. Incluso, por qué no, Francisco González, aunque el presidente del BBVA quiere la vicepresidencia y sigue haciendo campaña por ello.

En cualquier caso, a lo que estamos esperando es a conocer las cifras reales del déficit.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com