Sr. Director:
Por lo que sabemos ésta es la idea que maneja el Gobierno para la nueva ley. Lo que los socialistas llaman progreso. Y algo de progreso tiene. Desde luego. Otra cosa es que sea bueno. Está claro que una familia animal capaz de organizarse para devorar a sus propias crías es una especie evolucionada. Si no lo fuera, si se dejase a la naturaleza seguir su curso, los más de cien mil fetos que, bajo el estandarte del progreso, se liquidan en España cada año acabarían teniendo carné de identidad. Un millón de españoles más cada diez años, ahí es nada. Lo que los socialistas explicarían como una regresión en toda regla.
Y es que la nueva ley, además, una vez agotadas las catorce primeras semanas, abriría un nuevo plazo de ocho semanas, en las que el aborto se permitiría para los mismos supuestos que se autoriza hoy. La cosa quedaría así: hasta catorce semanas, pista libre; hasta veintidós semanas, como está ahora (aborta quien quiere); y las catorce últimas semanas, si no hay malformaciones ni peligra la salud física o psíquica de la madre, parece que por fin, el futuro bebé empezaría a disfrutar del derecho a la vida. Toda una carrera de obstáculos.
José Morales Martín
jomomartin@gmail.com