El acto de inicio de la VIII Legislatura ha servido para poner de manifiesto que SS.MM, don Juan Carlos y doña Sofía, son menos monárquicos que sus colaboradores. Al final de los solemnes discursos, el Monarca departía con los periodistas con la campechanía que le es propia. Y como fuera que los nacionalistas catalanes de ERC habían amenazado con no acudir (aunque luego incluso se pusieron en pie al entrar el Monarca y sonar los compases del himno nacional), el Rey bromeaba al final: Esos querían salir en la foto.
Alguien le pregunta si los discursos del presidente del Congreso, Manuel Marín, y el suyo propio no han resultado demasiado reiterativos al mencionar la Constitución, a lo que el Monarca responde afirmando que "Marín me ha copiado".
El comentario más ‘envenenado' surge de otra periodista en un segundo corrillo. La plumífera solicita el parecer del Monarca sobre la retirada de las tropas españolas de Iraq. Jordi Gutiérrez, de la Oficina de Prensa de la Casa Real, no puede resistir la tensión por más tiempo e interrumpe afirmando que esa es una pregunta política y su Majestad no puede responder a ella. El aludido, mucho más inteligente, desautoriza a su guardia de coros y responde en tono de sorna (pero muy de veras):
-Yo, lo que diga el Gobierno.
Pero Gutiérrez quiere ganarse el sueldo y termina la conversación afirmando que lo único que es publicable son las alusiones a la presencia del "lehendakari" Ibarreche en el acto, dado que todo lo demás era una conversación informal. Es decir, los responsables de prensa de la Casa Real haciendo de censores de lápiz rojo. Como en Hispanidad no les hacemos mucho caso, ya está dicho.
En cualquier caso, el amigo Cebrián, y el amigo Aza, responsables últimos de la imagen del Rey y portavoces del Monarca, deberían reparar en que, con su campaña "Cómo hacer amigos", a quien ponen en un brete, es a aquel a quien dicen servir.