La quita asciende al 53,5% en bonos y a una pérdida de valor real de entre el 73% y el 74%

 

Continúa la agonía helena (por no citar el tópico 'sigue la tragedia griega'). Esta tarde finaliza el plazo para que los acreedores privados de la deuda griega se sumen al programa del Gobierno griego de reestructuración de su deuda, que supone una quita del 53,5% en los bonos soberanos griegos y una pérdida de valor real en las carteras de deuda soberana de Grecia de entre el 73% y el 74%.

Según la prensa helena, el 76,6% de los acreedores privados de Grecia aceptarán aplicar una quita a sus carteras de deuda griega. Sin embargo, aun así, el Ejecutivo heleno tendrá que obligar a participar al resto de entidades que no hayan aceptado el canje de bonos. Una treintena de entidades europeas -entre ellas, el BBVA- ya han confirmado su participación en la quita de deuda.

El Gobierno griego se ha apresurado afirmar que los próximos días son "cruciales" y de "importancia histórica" para el país, como indicó el ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos. "Lo que suceda a partir de ahora tiene una importancia histórica, cambiará el perfil de nuestra deuda y los factores en juego". A partir de este momento "la economía podrá respirar y los sacrificios de los ciudadanos comenzarán a dar fruto".

Por su parte, el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, instó ayer a todos los acreedores a sumarse a la quita de deuda griega puesto que las condiciones del canje, presentadas en febrero, no mejorarán. Para Rehn, "es importante" que "todos los inversores" reconozcan la importancia de una "plena participación" en esta quita para que la economía griega pueda seguir avanzando y, por extensión, supone "un contribución decisiva a la estabilizad de la zona euro en su conjunto".

Al cierre de esta edición, la situación en Grecia era esta. Pero analistas coinciden en que el país terminará quebrando y en que saldrá del euro.  Y las consecuencias de ello, según el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), podrían ser un rescate de España e Italia que causaría daños de más de un billón de euros en la zona euro. La ayuda suplementaria que necesitarían estos países rondaría los ayuda adicional de 350.000 millones de euros. A ello habría que sumar los 380.000 millones de euros que precisarían Irlanda y Portugal.

Y aunque la Europa de la solidaridad ha muerto, una opción sería dejar caer a Grecia -nadie cobraría nada- y empezar desde cero con un plan Marshall. Eso sí: a ver quién pone el dinero...

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com