Recursos Humanos ya ha tomado una decisión: sobre el 15% de la plantilla del grupo PRISA, que ahora mismo se cifra en 13.000 empleados en Europa y América: es decir, 2.000 de los 13.000 puestos de trabajo con los que cuenta el grupo en la actualidad. Eso considerando el actual perímetro, porque su pavorosa deuda de más de 5.500 millones de euros le obliga a vender activos, incluida la editorial Santillana, y quedarse sólo con El País, la SER y Cuatro -y ya veremos si ésta última es factible-.
Llueve sobre mojado, porque uno a uno, sin Eres, PRISA ya ha reducid su plantilla en cerca de 1.500 personas desde que empezó la crisis. Sólo que ahora hay que apretar el acelerador, tanto en Europa como, sobre todo, en Hispanoamérica.
No sólo eso: para salvarse de la quiebra técnica en la que se desenvuelve, los hombres de Juan Luis Cebrián, ahora dueño y señor de la empresa tras la abdicación de hecho de las familias Polanco y de Pancho Pérez González (su papel de Guardián de las esencias se ha diluido en cuestión de meses tras la muerte de Polanco), ha dejado claro a los bancos acreedores que Digital Plus ya ha sido vendida a Vivendi y Telefónica. Y que obtendrán unos 2.000 millones de euros más una variable según el número real de abonados. Es falso. Lo cierto es que las negociaciones están en un punto muerto, con los franceses de Vivendi convencidos de que la plataforma de TV de pago no vale eso ni mucho menos. Para Vivendi, a esa cifra, incluso aunque se eleve hasta los 2.400 millones, hay que restarle entre 600 y 800 de deuda atribuible, asegurar convenientemente qué derechos tiene realmente y saber cuál es la cifra real de abonados, que los franceses aseguran han caído en picado con la crisis y la competencia de otros soportes como el Imagenio de Telefónica o las retrasmisiones deportivas en abierto de La Sexta.
En cualquier caso, lo que ha conseguido PRISA de los bancos es retrasar un año los 1.900 millones que vencían en marzo, pero sin quita a la baja. Quedan otros 3.600 millones pendientes de renegociar, por la sencilla razón de que no se pueden abonar. Por tanto, no sólo seguirán las ventas, sino también los despidos.
Eso sí, Cebrián ha dado orden de aplicar mano dura. Se trata de mostrarle al Gobierno, a la oposición y a los bancos que todavía pueden mover el sillón a políticos y banqueros. Con ayuda de Baltasar Garzón o a palo seco.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com