El presidente de la Generalitat se reúne con el presidente del Gobierno

 

Le va a solicitar autorización para emitir más deuda este año para afrontar el déficit.

El encuentro de este lunes entre José Luis Rodríguez Zapatero y Artur Mas se presenta como un combate de buenas palabras y caras bonitas, cuando la realidad es muy diferente. Personalmente no se llevan bien, especialmente por la parte de Mas, después de sentirse traicionado por el presidente del Gobierno allá por 2006. En esa ocasión Zapatero le prometió que tras las elecciones catalanas gobernaría quien obtuviera más votos, pero a la hora de la verdad Montilla se pasó por el forro ese acuerdo y repitió el tripartito. Y eso no se perdona.

Pero ahora toca ir a pedir permisos en un momento en el que no te lo pueden dar. O eso debería ser así. En medio de una época de recortes de gasto y con el claro mensaje enviado desde el Gobierno de austeridad, Artur Mas quiere pedir al Gobierno central que abra el grifo para que su comunidad autónoma pueda endeudarse y de esa manera afrontar el déficit con el que se ha encontrado tras años de locura tripartita.

Y llega el dilema. CiU puede ser un aliado para unas futuras elecciones generales, por lo que se podría conceder esa emisión de deuda. Total, ellos tienen la capacidad de abrir o cerrar el grifo. Pero una decisión de ese tipo sulfurará tremendamente a Gallardón y al presidente valenciano Camps, ya que el primero ha solicitado lo mismo y se le ha remitido a lo ya aprobado y el segundo dirige una de las comunidades que más gasto público ha presentado y también vería con buenos ojos la posibilidad de endeudarse. Pero como en esas comunidades, pasaría en las demás.

En definitiva, ¿qué hacer? Habrá que ver cómo termina la reunión, pero nadie va a quedar contento y las elecciones autonómicas están a la vuelta de la esquina.

Juan María Piñero

juanmaria@hispanidad.com