El ex presidente de la CNMV, Manuel Conthe, quería ampliar a las parejas de hecho las personas con acceso a información confidencial.
La nueva vicepresidenta económica de Gobierno, Elena Salgado convive con un banquero de inversión que sorpresa sus servicios en Fortis, el megagrupo belga, en su día socio de Royal Bank y del Santander para hacerse con ABN. Hoy, Fortis está en crisis y será troceado y previsiblemente engullido por BNP.
Salgado tiene 59 años mientras su pareja 38. Salgado viene de un matrimonio anterior y su pareja también. El problema es que pueden darse problemas de incompatibilidad entre las potestades legales y regulatorias del Ministerio, de quien dependen los mercados financieros y, muy especialmente, la regulación de la banca de inversión y las actividades de su pareja. Un reto para, por ejemplo, el presidente de la CNMV, Julio Segura.
De hecho, su antecesor en el cargo, Manuel Conthe, a la hora de dictaminar acerca de las obligaciones de personas con acceso a información confidencial, incluía a las parejas de hecho entre las personas que, por razón de su convivencia con un alto cargo, tenían acceso a información confidencial y por ello, debían responder sobre sus compras ante la CNMV. Mucho más un intermediario que trabaja para una institución bancaria, es decir, que no sólo invierta dinero propio sino, sobre todo, de terceros, además de cobrar su sueldo de un operador del mercado. Fue esta moción de Conthe la que dio lugar a que las lenguas se desataran en la City madrileña sobre las obligaciones de amantes y amantas.