Sr. Director:
PROFAM exige al Gobierno que se ocupe, en materia de familia, de lo realmente importante como es el dramático descenso del tejido familiar.
En España, de los 14.187.169 hogares existentes sólo hay 4.724.045 (33%) que tienen cuatro o más personas conviviendo. También hay que señalar que de ese 33% de hogares la práctica mayoría o sea (3.048.274) son de cuatro personas, exclusivamente, dándose además, la circunstancia que pueden convivir en un mismo hogar dos unidades familiares distintas. Además, en 7.500.000 de los hogares (53% del total) sólo viven personas de una generación. Ante esta situación, nos preguntamos:
¿Quedará ese referente que todos los españoles evocan, de forma mayoritaria, cuando hablan de la familia como institución más valorada? ¿Quién ejercerá ahora la subsidiariedad en las tareas propias de la familia como son la personalización y socialización de sus individuos? ¿Se ha hecho realmente política familiar preventiva para evitar esta alarmante desestructuración de tejido familiar? ¿Se ha contribuido, directa o indirectamente, desde instancias políticas, culturales y de comunicación a minar y destruir la imagen que de la familia se quería tener como obstáculo de una sociedad "progre"? ¿Quién va a afrontar, ahora, los elevados costes invisibles (alrededor del 5% del PIB) que en materia social y asistencial asumía, anónimamente, la familia? Por último, ¿Les preocupa, realmente, a nuestros políticos la tasa de la natalidad no inmigrante y la pirámide poblacional?
Estamos asistiendo, de forma progresiva, a un descenso alarmante de tejido familiar estable, el que se constituye en elemento clave del desarrollo personal y social de los ciudadanos y, además, el principal agente generador de bienestar, desarrollo y cohesión social. Las funciones que ha venido desarrollando la familia van a ser difícil de asumir por otras instancias o estamentos. Por un lado, los conflictos familiares se resuelven, con frecuencia, por la única vía de la separación o el divorcio (en
PROFAM
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