Sr. Director:

He leído una carta que un joven cura de Alcorcón escribe a un amigo, pidiéndole se una al Dolor de Cristo en la Eucaristía, donde ha sido profanado. Repaso noticias, pero nada encuentro en ningún medio. ¿Por qué tanto ocultamiento a las ofensas a Dios?

Siento dolor y pena al pensar que hay gente capaz de cometer actos como este, pero también siento dolor y pena por los católicos que ante hechos como este callen.

No hay palabras para calificarlos, personas sin remordimiento ni vergüenza, sin vida ni conciencia, sin voz interna que le avisa que es un terreno sagrado el que están profanando.

El sacrilegio es un pecado grave sobre todo cuando es cometido contra la Eucaristía, ya que en este sacramento el Cuerpo de Cristo se nos hace presente substancialmente. Sólo la ignorancia, el odio y la maldad son capaces de profanar a Jesús Sacramentado.

Pero, no olvidemos que todos los enemigos de la Iglesia terminan en la tumba, y la Iglesia sigue en pie, porque Cristo-Dios le ha prometido que durará hasta el fin de los tiempos, y contra Dios no puede nadie.

Elena Baeza

bzvile@gmail.com